La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha iniciado una intensa labor diplomática para recabar el respaldo de sus aliados europeos frente a la renovada presión de Donald Trump sobre Groenlandia. El presidente de Estados Unidos ha insistido en su intención de controlar el territorio autónomo danés, argumentando razones estratégicas y de seguridad. Mientras tanto, el Gobierno de Copenhague se esfuerza por evitar una confrontación directa con su principal socio en defensa, adoptando una estrategia de prudencia y contención.
Frederiksen visitó Berlín, París y Bruselas para reunirse con el canciller alemán Olaf Scholz, el presidente francés Emmanuel Macron y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. En cada uno de estos encuentros, la mandataria insistió en la necesidad de una respuesta europea unificada ante el aumento de la incertidumbre geopolítica. Scholz, sin mencionar directamente la situación de Groenlandia, recordó que “las fronteras son inviolables”, lo que sugiere un respaldo implícito a la postura danesa.
Las declaraciones de Trump han generado gran preocupación en Dinamarca. En una reciente conversación con periodistas, el presidente estadounidense cuestionó la soberanía danesa sobre Groenlandia y ridiculizó el plan de seguridad aprobado por Copenhague, que incluye nuevas patrullas en trineo con perros, buques polares, helicópteros y drones árticos. «Sólo Estados Unidos puede proteger el mundo libre», afirmó Trump, descartando la capacidad de Dinamarca para garantizar la seguridad en la región.
Diplomacia danesa
El Gobierno danés ha respondido con una estrategia discreta pero firme. Además de la gira europea de Frederiksen, el ministro de Defensa, Troels Lund Poulsen, ha confirmado que se destinarán 2.000 millones de euros a mejorar la seguridad de Groenlandia, con más inversiones previstas en los próximos años. Sin embargo, los expertos coinciden en que estas medidas no serán suficientes para disuadir a Trump.
El presidente autónomo groenlandés, Múte Bourup Egede, ha reiterado que la isla «no está en venta», un mensaje que Frederiksen ha respaldado con firmeza. No obstante, la primera ministra ha evitado cualquier confrontación directa con la Casa Blanca. Tras hablar con Trump por teléfono durante 45 minutos, convocó de urgencia a la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento danés, sugiriendo que la conversación no logró calmar las tensiones.
La situación ha llevado al ministro de Exteriores danés, Lars Løkke Rasmussen, a advertir que esta crisis podría ser «la más seria en muchas generaciones». Copenhague teme represalias económicas de Washington si Trump decide imponer aranceles sobre las exportaciones danesas, una medida que podría tener graves consecuencias para la economía del país.