La Unión Europea ha elevado de forma considerable el tono de su crítica hacia Israel ante el agravamiento de la crisis humanitaria en Gaza y los planes anunciados por el Gobierno de Benjamín Netanyahu de ocupar militarmente la Franja. Francia, Alemania y Países Bajos se han situado a la vanguardia del endurecimiento del discurso, calificando de “inaceptables” los desplazamientos forzosos de palestinos y solicitando medidas concretas, como la revisión del acuerdo de asociación UE-Israel.
Durante una comparecencia conjunta en París, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, coincidieron en calificar la situación en Gaza como “la más crítica jamás vista”. Macron pidió a Israel reabrir urgentemente el paso de ayuda humanitaria, mientras Merz recordó que el Estado israelí tiene una “obligación humanitaria respecto a la población civil”.
España también ha elevado su presión diplomática. El presidente Pedro Sánchez anunció en el Congreso que su Gobierno promoverá una resolución en Naciones Unidas para condenar las acciones israelíes y exigir el fin de la “matanza de inocentes”. Paralelamente, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha solicitado a la alta representante Kaja Kallas que el tema se trate en profundidad durante la reunión informal de ministros en Varsovia.
Presión humanitaria
Desde Bruselas, Kallas y otras comisarias europeas han instado a Israel a no “politizar ni militarizar la ayuda humanitaria” y han ofrecido la intervención directa de la UE para distribuirla, si el Gobierno israelí desconfía de otros actores. En paralelo, Países Bajos ha solicitado formalmente la revisión del cumplimiento por parte de Israel del artículo 2 del Acuerdo de Asociación, que vincula las relaciones con el respeto a los derechos humanos y principios democráticos.
La presión no se limita a los grandes Estados. Países como Bélgica, Islandia, Luxemburgo, Noruega, Irlanda y Eslovenia —varios de los cuales ya han reconocido al Estado palestino— han firmado una declaración conjunta advirtiendo de que una ocupación prolongada por parte de Israel supondría “cruzar otra línea más” y pondría en peligro cualquier solución de dos Estados. Incluso el partido nacionalista flamenco N-VA, históricamente afín a Israel, ha mostrado disposición a sumarse al plan francés de reconocimiento de Palestina, que será debatido en junio en una conferencia internacional organizada junto a Arabia Saudí.
Bloqueo de consensos
Aunque algunos países como República Checa continúan oponiéndose a sanciones o suspensiones de cooperación, el bloque europeo parece avanzar hacia un punto de inflexión. Como ha afirmado el ministro luxemburgués Xavier Bettel desde Varsovia: “Lo que está haciendo el Gobierno israelí es una vergüenza (…) tenemos que aumentar la presión a Israel”.
La actitud de varios socios de la Unión Europea marca un giro notable respecto a la postura más contenida que predominaba sobre Gaza hasta hace pocos meses. Las imágenes de la catástrofe humanitaria, el prolongado bloqueo y la perspectiva de una ocupación indefinida han provocado que, por primera vez en años, Bruselas considere revisar de forma sustancial su relación con Israel.