Friedrich Merz ha sido elegido este martes como nuevo canciller de Alemania tras una jornada política marcada por la incertidumbre. La designación del líder democristiano ha requerido dos votaciones secretas en el Bundestag. En la primera, celebrada por la mañana, Merz no logró la mayoría absoluta por apenas seis votos, un hecho inédito desde la fundación de la República Federal en 1949. La segunda votación, adelantada a última hora de la tarde, concluyó con 325 votos a favor y 289 en contra, permitiendo su nombramiento por parte del presidente federal, Frank-Walter Steinmeier.
El episodio ha expuesto las tensiones internas en la coalición entre democristianos y socialdemócratas, que cuenta con 328 escaños pero no logró cohesión en el primer intento. Al ser el voto secreto, se desconoce la identidad de los 18 diputados que se desmarcaron del candidato. Esta división ha dejado en evidencia la fragilidad del nuevo Gobierno en un Parlamento fragmentado, donde la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) se ha consolidado como primera fuerza de oposición con 152 escaños.
Nuevo ciclo político
La elección de Merz cierra una breve pero intensa crisis institucional que generó inquietud en los mercados, desconcierto entre los socios europeos y obligó a suspender temporalmente la agenda del traspaso de poderes. Aun así, la rapidez con la que se resolvió el bloqueo evidencia la capacidad de las instituciones alemanas para actuar con eficacia ante imprevistos.
Merz, de 69 años, asume el liderazgo como canciller en un contexto complejo. La economía alemana atraviesa un periodo de estancamiento, la influencia internacional del país se ha debilitado y el consenso democrático se tambalea por la creciente polarización. Su regreso a la política en 2021, tras una década en el sector privado, marcó un giro conservador en la CDU. Ahora, gobernará con una mayoría ajustada y sin garantías de estabilidad parlamentaria.