La situación en el Líbano continúa agravándose sin señales de tregua. A pesar de los esfuerzos internacionales para frenar la escalada, el gobierno israelí rechazó de plano la propuesta de alto el fuego promovida por Estados Unidos y sus aliados. La propuesta, formulada la noche del miércoles, planteaba un cese de las hostilidades por 21 días en el sur del Líbano, tiempo durante el cual se intentaría negociar una salida pacífica al conflicto. Sin embargo, apenas horas después de su difusión, el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, afirmó que «no habrá alto el fuego en el norte», reiterando el compromiso del gobierno de Benjamin Netanyahu de seguir luchando contra Hezbolá.
La reacción israelí ha sido tajante, y el gobierno ha reafirmado que continuarán los ataques contra objetivos en el Líbano hasta cumplir sus metas, entre ellas el regreso de los 65.000 israelíes desplazados del norte del país por los cohetes de Hezbolá. El rechazo de Israel, respaldado por un comunicado oficial del gobierno, pone de relieve la incapacidad de la comunidad internacional para mediar en este conflicto. La propuesta recibió el respaldo de una coalición amplia que incluía a países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, la Unión Europea, Japón, y varias naciones del Golfo, como Arabia Saudí y Catar, quienes advirtieron sobre el riesgo de una escalada regional más amplia si el conflicto no se detiene.
Cuatro días de ataques seguidos
Entretanto, en el Líbano, los enfrentamientos siguen cobrándose vidas. En el cuarto día de ataques, el ejército israelí ha intensificado sus bombardeos, incluyendo un ataque en Beirut que acabó con la vida de Mohamad Surur, jefe de la Fuerza Aérea de Hezbollah. Según cifras del Ministerio de Salud libanés, al menos 558 personas han muerto y más de 1.800 han resultado heridas desde que comenzaron los bombardeos israelíes el 21 de septiembre. Las ofensivas israelíes han provocado también un éxodo masivo; más de 30.000 libaneses han huido del país, la mayoría hacia Siria. De ellos, al menos la mitad serían refugiados sirios que ya se encontraban en el Líbano desde la guerra civil en su propio país.
A pesar de las duras acciones militares, Hezbolá ha respondido de manera limitada, lanzando algunos cohetes hacia el sur de Israel, pero las defensas israelíes interceptaron todos los proyectiles. Sin embargo, el interrogante más grande sigue siendo si estos bombardeos son una simple advertencia o el preludio de una invasión terrestre israelí en el sur del Líbano, algo que las fuerzas armadas israelíes están considerando. Dentro del mando militar israelí existe un debate sobre si llevar a cabo una ofensiva terrestre completa o limitarse a los ataques aéreos y de artillería. El jefe del Estado Mayor israelí, Herzi Halevi, ha instado a sus tropas a estar preparadas para una posible incursión en territorio libanés.
Operaciones en Gaza
En paralelo, Israel también ha intensificado sus operaciones en Gaza, donde un ataque aéreo contra una escuela en Jabalia causó la muerte de al menos 15 personas, entre ellas mujeres y niños, según informó el Ministerio de Salud palestino. Las cifras de muertos en Gaza desde el 7 de octubre han alcanzado más de 41.500, con más de 96.000 heridos, en una de las ofensivas más cruentas en la historia reciente del conflicto palestino-israelí.