El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, han mantenido una conversación telefónica clave para coordinar la respuesta israelí ante el reciente ataque de Irán, que lanzó 180 misiles sobre territorio israelí la semana pasada. A la llamada, que duró unos 30 minutos, también se unieron la vicepresidenta Kamala Harris y el secretario de Estado Antony Blinken. Esta conversación es parte de los esfuerzos de la administración Biden para evitar una escalada en la región, aunque mantiene su apoyo firme a la defensa israelí, particularmente frente a Hizbullah.
La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, describió la conversación como “productiva y directa” y destacó que esta es solo una de las muchas llamadas entre Biden y Netanyahu desde los ataques de Hamas en Israel hace un año. En su comunicado posterior, la Casa Blanca reafirmó el derecho de Israel a proteger a sus ciudadanos, pero instó a minimizar los daños a la población civil, especialmente en áreas densamente pobladas como Beirut.
Uno de los puntos de discordia entre los líderes ha sido la naturaleza de la respuesta israelí. Mientras que Biden ha pedido en todo momento una represalia “proporcional” y ha descartado la posibilidad de atacar instalaciones nucleares iraníes, Netanyahu parece inclinarse por una acción más contundente. De hecho, según fuentes cercanas al primer ministro israelí citadas por Axios, Netanyahu ya había decidido su estrategia antes de la llamada, lo que indica que esta tuvo más un carácter informativo.
Situación política en Estados Unidos y escalada del conflicto
Una de las opciones que inicialmente valoraba Washington era un ataque a instalaciones petroleras en Irán, pero tras un repunte en los precios del crudo del 5,5%, Biden cambió de postura. El presidente declaró al día siguiente que sería mejor explorar alternativas que no afecten al suministro de petróleo, debido al impacto que una interrupción tendría en la economía global, ya que Irán es uno de los mayores productores de petróleo del mundo.
El contexto político en Estados Unidos añade una capa de complejidad. Con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, cualquier escalada en Oriente Medio podría perjudicar a Kamala Harris, candidata demócrata, cuya popularidad ya se ve afectada por la postura estadounidense hacia Israel, especialmente después de que el país haya causado la muerte de más de 42.000 palestinos en el último año. Un aumento en el precio del petróleo, unido a una inflación alta, podría ser devastador tanto para la candidatura de Harris como para las posibilidades demócratas en las elecciones al Congreso.
En un gesto que subraya las tensiones dentro del gobierno israelí, Netanyahu decidió posponer la visita de su ministro de Defensa, Yoav Gallant, a Washington, donde tenía previsto reunirse con el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin. Aunque la relación entre Netanyahu y Gallant ha empeorado debido a desacuerdos sobre la gestión de la guerra en Gaza, la Casa Blanca sigue viendo a Gallant como un interlocutor clave en la crisis con Irán.