Ucrania ha lanzado un ataque aéreo con drones sobre nueve regiones de Rusia, provocando incendios en refinerías y depósitos de combustible, en un aparente intento de desestabilizar al país vecino justo antes de las elecciones presidenciales. Las Fuerzas Armadas rusas se han enfrentado a grupos de voluntarios rusos contrarios al Kremlin en la frontera entre Bélgorod y Kursk, al norte de Ucrania.
Aunque Ucrania no ha confirmado oficialmente los ataques con drones, el Ministerio de Defensa ruso y los gobernadores de varias regiones rusas han informado sobre los blancos alcanzados. A pesar de la interceptación de algunos drones, varios proyectiles han logrado evadir las defensas antiaéreas, afectando a instalaciones energéticas y fabriles rusas.
Simultáneamente, se han registrado enfrentamientos en la frontera rusa con grupos de voluntarios rusos que luchan contra el régimen de Putin. Estos enfrentamientos han resultado en víctimas civiles y paramilitares, aunque no se han proporcionado cifras específicas de bajas.
En otro incidente, un avión militar ruso de carga se estrelló poco después de despegar de una base en la provincia de Ivánovo, al noreste de Moscú, debido a un fallo en el motor. El accidente causó la muerte de los ocho tripulantes y siete pasajeros que iban a bordo.
La tensión en la región alcanza un punto crítico mientras Ucrania y Rusia se enfrentan en múltiples frentes, amenazando la estabilidad regional. Mientras tanto, las autoridades rusas han anunciado la supuesta neutralización de la operación ucraniana y han destacado las pérdidas infligidas a los paramilitares enemigos. Sin embargo, la situación sigue siendo volátil, con informes contradictorios sobre el alcance de los enfrentamientos y el impacto de los ataques aéreos.