La FJD pone en marcha una Unidad de Ventilación Mecánica Domiciliaria para el seguimiento en sus casas de pacientes con ventilación mecánica no invasiva tras la hospitalización en la UCIR

La iniciativa permite a los enfermos respiratorios más graves irse antes a casa, dado que lo hacen con un soporte de telemonitorización muy avanzado que posibilita tener el control de sus constantes vitales y de los parámetros del respirador

La digitalización en el sector sanitario se ha consolidado como una estrategia clave que ayuda a mejorar los resultados en salud, a optimizar la experiencia y calidad de vida de los pacientes y a garantizar la sostenibilidad y eficiencia del sistema sanitario favoreciendo un uso responsable de los recursos. En este universo de salud digital, que ya es una realidad que impacta directamente en el ámbito asistencial al ofrecer recursos cada vez más innovadores a los pacientes y convertirlos en verdaderos protagonistas de sus procesos de salud, la monitorización virtual destaca entre las herramientas de mayor potencial porque permite ofrecer atención sanitaria más allá de las paredes del hospital, evitando desplazamientos innecesarios a este, y realizar un seguimiento a los pacientes ajustando las terapias de forma telemática.

Pionera

Una estrategia que la Fundación Jiménez Díaz ha extendido también, de forma pionera, a su Unidad de Cuidados Intermedios Respiratorios (UCIR) al poner en marcha el Programa enlace de UCIR-Unidad de Ventilación Mecánica Domiciliaria (UVMD) para el seguimiento tras la hospitalización de pacientes con ventilación mecánica no invasiva, y cuyo balance del primer año de funcionamiento la confirma como eficaz y segura.

La UCIR es un área de monitorización y asistencia a pacientes con insuficiencia respiratoria aguda que requieren soporte mecánico respiratorio -conexión a un respirador mediante mascarilla o a través de una cánula de traqueotomía y/o oxigenoterapia de alto flujo- como parte de su tratamiento; aquellos que no precisan o no se benefician del ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pero que, por su complejidad, tampoco pueden recibir los cuidados adecuados en Hospitalización. Se trata, como explica su responsable en el hospital madrileño, la Doctora Sara Heili, de “unidades imprescindibles para reducir la mortalidad, garantizar la seguridad de los pacientes, mejorar su experiencia y favorecer el flujo de pacientes en las unidades estratégicas e intensivas de los hospitales”.

En este contexto, y uniendo los beneficios de estas unidades a los de la telemedicina, la Doctora Heili y sus colegas del Servicio de Neumología y la UCIR, las doctoras Cristina Esteban-Amarilla, María Ángeles Zambrano, Julia Herrero, Alba Naya, Pilar Carballosa y la enfermera Teresa Mendoza desarrollaron en la Fundación Jiménez Díaz este programa de monitorización virtual para el seguimiento domiciliario de pacientes con indicación de ventilación mecánica no invasiva tras el alta con el objetivo de favorecer la adaptación a este tratamiento y minimizar la estancia media, sin disminuir la seguridad del paciente.

Apoyo a enfermos respiratorios

Concretamente, el proyecto “permite a los enfermos respiratorios más graves irse antes a casa, dado que lo hacen con un soporte de telemonitorización muy avanzado que posibilita tener el control de sus constantes vitales y de los parámetros del respirador”, explica la Doctora Heili, añadiendo: “Además, se visitan por personal experto en su domicilio formado por los médicos de nuestra Unidad de Ventilación Mecánica Domiciliaria, disponen de un teléfono de soporte 24/7 y, al tener guardias de UCIR, si hay algún problema, tienen acceso directo al hospital y a nuestra unidad”.

Para confirmar la viabilidad y conveniencia de esta iniciativa, sus promotores estudiaron a 82 pacientes con insuficiencia respiratoria global e indicación de ventilación mecánica no invasiva al alta ingresados en la UCIR entre el 12 de diciembre de 2022 y el mismo día de 2023, que recibieron asistencia de manera precoz durante el ingreso por parte de la Unidad de Ventilación Mecánica Domiciliaria y, tras alta, pasaron a un programa de telemonitorización y asistencia domiciliaria; y los compararon con 40 pacientes con iguales cuadros clínicos e indicaciones ingresados en la UCIR en el mismo periodo entre 2018 y 2019.

Resultados de eficacia y seguridad

Los resultados hablan por sí solos. La estancia media entre los primeros fue de 14 días frente a los 16,4 de promedio entre los segundos, y el porcentaje de reingreso en la UCIR al mes del alta fue del 19,5 por ciento en el primer grupo, comparado con el 25 por ciento del segundo grupo. Además, en la primera cohorte, el número total de intervenciones de la Unidad de Ventilación Mecánica Domiciliaria fue de 171 (tres por paciente), y las encuestas de satisfacción realizadas entre sus pacientes con escalas adaptadas de PROMs y PREMs (Evaluación de Resultados en Salud y en Experiencia del Paciente) destacan que más de un 70 por ciento refirió total o bastante satisfacción con la iniciativa.

“Nuestro programa corresponde a una práctica clínica que permite minimizar tiempos de estancia media de pacientes frágiles en entornos de alta complejidad, sin comprometer su seguridad, y favoreciendo la adaptación y adherencia a la Unidad de Ventilación Mecánica Domiciliaria, empleando recursos tecnológicos de los que se dispone en diversos centros, y que implica la utilización de personal sanitario competente”, señala la Doctora Esteban-Amarilla.

“Para los pacientes, esta unidad implica seguridad y les permite estar antes en su entorno, tranquilos, lo cual no tiene precio”, indica por su parte la Doctora Heili. Para el hospital -añade-, supone poder liberar camas y mantener permanentemente activo y en continuo movimiento el circuito que la UCIR representa, lo que hace posible “atender en esta unidad a toda la masa de enfermos respiratorios sin necesidad de abrir más camas”.

Experiencia

“Si mi unidad funciona al cien por cien, el hospital ‘respira’ mejor, pues drenamos camas de Urgencias, UCI y Reanimación, lo que supone poder reducir listas de espera quirúrgica de media, alta y muy alta complejidad, asegurar que la puerta de Urgencias tenga fluidez, y que todo paciente ya hospitalizado, si empeora, tenga una ubicación donde prime su seguridad, se acorten estancias y se desactiven ingresos en estructuras de alto coste y baja capacidad”, insiste.

Y es que, como asegura la responsable de la UCIR de la Fundación Jiménez Díaz, “si hay fluidez en un hospital, hay vida”. Por eso, califica este proyecto de hospitalización virtual de “escalable, sostenible, eficaz y seguro” y destaca de la iniciativa que “tiene más dimensiones que van hacia el concepto de ‘hospital líquido’, cuyo objetivo es anticiparse al cambio para impulsarlo en las situaciones en las que sea necesario, algo que ha sido de especial utilidad durante la pandemia de la Covid-19, cuando los nuevos hábitos y la normalización de la asistencia telemática se han hecho especialmente evidentes”.

“En la consolidación del ecosistema digital iremos viendo cómo desaparece el hasta ahora modelo reactivo que analizaba los datos a posteriori, y veremos cómo, de manera natural, se implanta un modelo predictivo en el que la algorítmica será la base para preparar a la organización antes de que sucedan los cambios”, concluye.

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