El presidente de China, Xi Jinping y Vladimir Putin, su homólogo en Rusia, tuvieron una reunión al más alto nivel en Uzbekistán, junto al presidente de Mongolia, Ukhnaagiin Khurelsukh el pasado jueves. Es la primera reunión entre los dos líderes de Rusia y China desde que comenzase la invasión de Ucrania. Desde la visión rusa, se ha ofrecido esta reunión como una crítica al intento del mundo occidental de crear un «mundo unipolar», mientras que desde el lado chino, ha tendido la mano a Moscú para «servir de ejemplo como grandes potencias mundiales y jugar un papel de liderazgo para conducir ese mundo rápidamente cambiante a una trayectoria de desarrollo estable y positivo».
La estrecha colaboración entre China y Rusia ha vivido un nuevo capítulo en el día de ayer. En un comunicado conjunto de casi 5.000 palabras las dos potencias mundiales han dejado clara la intención de seguir reforzando sus lazos, en un contexto claro de necesidad mutua, con las crisis de Ucrania y Taiwán como telón de fondo.
Momento delicado para Rusia
Por su parte, Putin ha llegado a la reunión en un momento delicado para Rusia. La derrota en el campo de batalla con la contraofensiva de Zelensky amenaza el liderazgo del presidente ruso. La reunión de alto nivel ha servido de bálsamo para el mandatario, que ha aprovechado para dar un impulso al giro asiático por las sanciones occidentales.
Putin busca, ahora más que nunca, el apoyo de Xi Jinping para hacer frente a Ucrania, que tiene a Estados Unidos detrás, un rival que tanto China, como Rusia comparten. El encuentro entre los líderes de Rusia y China llega apenas unos días después de que el principal diplomático chino, Yang Jiechi, dijera que ambos países pretendían «llevar el orden global en una dirección más justa y razonable».
En una visita reciente a Rusia, Li Zhanshu, jefe del máximo órgano legislativo de China y tercera figura política más importante de la potencia asiática, aseguró que Pekín «apoya plenamente los intereses fundamentales y las preocupaciones de seguridad» de Moscú.