Tras los últimos informes de los movimientos de tropas rusas en la frontera con Ucrania, la tensión entre ambos países se posiciona en su punto más alto por el creciente temor sobre las intenciones de Moscú para lanzar una invasión en fechas cercanas.

La nación ucraniana ha advertido que Rusia intentaría desestabilizar al país entes de llevar a cabo una invasión militar próximamente. Tales declaraciones han sido reconocidas por las potencias occidentales y estas han manifestado su apoyo a Ucrania con repetidos avisos a Rusia de las consecuencias de seguir llevando a cabo movimientos agresivos en la frontera compartida.

En comunicaciones recientes, Rusia niega cualquier plan de ataque por su parte y argumenta que las continuadas presiones de la OTAN hacía su nación constituyen una amenaza para su territorio occidental.

¿Cómo comenzó a formarse el conflicto entre Rusia y Ucrania?

La Revolución Naranja, también conocida como el primer Maidán, marcó el punto de inicio en el deterioro de las relaciones entre Kiev y Moscú en 2004. Un desacuerdo que se suavizó tras la llegada al poder de Víctor Yanukóvich en el 2010 por su cercanía y confianza con el gobierno ruso.

Sin embargo, la tensión entre ambos antiguos estados soviéticos se intensificó a finales de 2013 cuando Ucrania quería mejorar su relación con la Unión Europea a través de un acuerdo de integración en temas políticos y comerciales. Un cambio en el precio del gas sirvió como promesa desde Moscú y el presidente prorruso Víctor Yanukóvich suspendió las conversaciones con la UE.

Este parón en la firma del acuerdo desencadenó el 31 de noviembre de 2013 las protestas en Kiev que se conocieron como el Euromaidán, o segundo Maidán, y que duraron dos meses y medio. Manifestaciones, enfrentamientos con la policía y disturbios fueron solo el preludio hasta la masacre de los manifestantes en Kiev a manos de un grupo de francotiradores no identificados, en febrero de 2014.

Ante la situación política y su aparente lealtad a Rusia en esos duros momentos, Yanukóvich fue destituido de su cargo.

Este cambio en el gobierno de Ucrania fue la ocasión que Rusia utilizó para anexionar Crimea de vuelta a sus fronteras en marzo de 2014 con el pretexto de reconciliar el territorio de la “Rusia histórica” y de defender los intereses de los leales ciudadanos de habla rusa que vivían en esa península autónoma.

En un patrón cada vez más reconocible, Rusia mandó primero a miles de soldados al territorio y, a pocos días de iniciar este movimiento, se completó la anexión de Crimea con un referéndum popular, considerado ilegítimo por Ucrania y la mayoría de países del mundo.

De la misma forma, Rusia destinó tropas camufladas a los territorios de la frontera con Ucrania en los que estaban tomando el control los separatistas prorrusos. Una ayuda dirigida a conseguir la separación de las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk del resto del país y declarar así su independencia de Kiev.

El ejército de Ucrania consideró necesario responder ante tal acción militar, desencadenando una guerra en la frontera con meses de intensos combates y un contador de muertes que asciende hasta las 13.000 personas en la actualidad.

Kiev y Moscú firmaron el acuerdo de paz de Minsk en 2015 en un intento de acordar un alto al fuego, contando con la mediación de Alemania y Francia. No obstante, desde 2015 se han producido repetidas violaciones de este tratado en la conocida “línea de contacto” de los territorios separatistas del este de Ucrania.

¿Cuál es la postura de Rusia?

Tras todos estos años de tensos conflictos y los recientes sucesos en la frontera, se ha reabierto el debate internacional sobre esta situación. Por su parte, Rusia ha declarado su negativa repetidamente ante las acusaciones de un plan de invasión a Ucrania.

Desde el Kremlin se está insistiendo en que Rusia y los desplazamientos de tropas en entrenamiento por su propio territorio no suponen ninguna amenaza ni motivo de alarma a sus países vecinos. Sin embargo, Rusia sí considera una amenaza a su propia seguridad el apoyo a Ucrania con entrenamiento, personal y armamento sofisticado desde la OTAN.

Vladimir Putin, presidente de Rusia, ha solicitado acuerdos legales ante tal premisa para excluir y detener la expansión de la OTAN hacía sus fronteras ya que considera que los países europeos y sus aliados del bloque occidental no han cumplido con las garantías prometidas en anteriores ocasiones.

¿Cómo se posiciona Ucrania?

Basada en acontecimientos como el Euromaidán, la postura de Ucrania trata principalmente de impedir que Rusia siga negando la libertad de Kiev para estrechar lazos con la OTAN y formar parte de cualquier acuerdo con los países europeos, como así lo declara el Ministerio de Asuntos Exteriores.

«Rusia no puede impedir que Ucrania se acerque a la OTAN y no tiene derecho a opinar en las discusiones pertinentes»

Asimismo, Ucrania insiste en que la presión militar en la frontera y la crisis energética son maniobras rusas para desestabilizar al país antes de una invasión militar. Una táctica que también estaría aprovechándose del descontento popular y las protestas antigubernamentales de Kiev por la situación sanitaria por el Covid-19, los problemas con las prestaciones del gobierno ucraniano y la falta de una resolución al conflicto armado separatista.

Con frentes abiertos a nivel nacional e internacional, Ucrania y sus ciudadanos también declaran el temor a que la escalada del conflicto deje a Kiev fuera de las discusiones, siendo Rusia y las diferentes partes implicadas como la OTAN y Estados Unidos los que dirijan la conversación.

¿Cuáles son las últimas declaraciones de la OTAN?

Compartiendo la postura de Ucrania, la OTAN deja en claro que la posibilidad de que este país se convierta en un miembro de sus filas es una decisión completamente individual del la nación ucraniana y que Rusia no tiene ningún derecho a inmiscuirse en la independencia de Ucrania para tomar decisiones.

En esta línea, la OTAN asegura tener un amplio abanico de opciones para desalentar las acciones de Rusia como son las sanciones económicas, las sanciones financieras y las restricciones políticas, entre otras. Ejemplo de ello es la pausa indefinida en el proyecto del gaseoducto Nord Stream 2, el cual iba a unir el suministro de gas ruso directamente con Alemania.

Esta acción ha servido para tranquilizar a Ucrania ya que este país seguirá siendo clave en la red de distribución del gas ruso al resto de países europeos, mantendrá las tarifas de tránsito en su economía y cualquier acción militar de Rusia afectaría al suministro acordado, evitando que este gaseoducto fuera la puerta para presiona a Ucrania a través de cortes de suministro al país en concreto.

¿Cómo se posiciona Estados Unidos?

         El presidente Joe Biden declaró en un primer momento que habría duras consecuencias económicas para Rusia, incluyendo la restricción de sus transiciones financieras, si continuaba el envío de tropas a la línea de contacto en la frontera.

         Otra de las advertencias más recientes del gobierno americano ha sido la gama de opciones militares del Departamento de Defensa para aumentar la presencia de tropas en Europa  y servir como elemento disuasorio para las próximas acciones de Rusia contra Ucrania. Así se ha visto con la movilización de casi 2.000 soldados americanos a Polonia el pasado 6 de febrero de 2022, que reforzarán las posiciones de la OTAN en la zona.

         Principalmente, la postura de Estados Unidos ha enfatizado a través de sus declaraciones que la parte militar de sus propuestas viene de la planificación de rutina del ejército y que su principal foco de acción sigue siendo la diplomacia y las opciones económicas.