Gasto en defensa

Washington presiona para una OTAN más armada: el 5% del PIB, condición para un nuevo consenso

Estados Unidos exigirá en la cumbre de la OTAN que todos los aliados, incluida España, ratifiquen un nuevo compromiso de gasto en defensa del 5% del PIB. Washington considera esta cifra un punto de partida innegociable para reforzar la seguridad colectiva hasta 2032

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, durante una rueda de prensa. Foto: ©OTAN/ Flickr/ Oficial.

Estados Unidos ha dejado claro que la próxima cumbre de la OTAN, que se celebrará los días 24 y 25 de junio en La Haya, debe marcar un punto de inflexión en el compromiso de los países aliados con su inversión en defensa. Washington exigirá que todos los miembros de la Alianza —incluida España— ratifiquen un nuevo objetivo: destinar al menos el 5% del Producto Interior Bruto (PIB) a gasto en defensa y seguridad. Según el embajador estadounidense ante la OTAN, Matthew Whitaker, esta cifra “no es una sugerencia, sino un punto de partida”.

La propuesta, impulsada por la Administración de Donald Trump, plantea un aumento sustancial respecto al compromiso actual del 2%, acordado en la cumbre de Gales en 2014. Aunque muchos países todavía no han alcanzado ese umbral, Washington considera que las circunstancias geopolíticas actuales —con la amenaza rusa como telón de fondo— justifican una revisión al alza y urgente de los objetivos comunes.

Mark Rutte, nuevo secretario general de la OTAN, ha buscado matizar la exigencia proponiendo un desglose: el 3,5% del PIB se destinaría directamente a defensa, mientras que el 1,5% restante abarcaría áreas relacionadas con la seguridad. Aunque este enfoque ha ganado apoyo entre varios países, no está claro si contará con el respaldo de EE. UU., que sigue insistiendo en que el 5% debe considerarse una base, no un techo.

Debate entre los aliados

El debate ya ha fracturado posturas entre los aliados. Mientras 14 países del norte y este de Europa —entre ellos Polonia, los bálticos o Dinamarca— han expresado su voluntad de caminar hacia ese nuevo objetivo, otras naciones como Alemania, Francia o España muestran reservas. El Gobierno español, que prevé alcanzar el 2% este mismo año, ha evitado pronunciarse sobre metas superiores, argumentando que los porcentajes no reflejan necesariamente el compromiso real ni la eficacia del gasto.

Líderes como el presidente francés, Emmanuel Macron, y el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, han pedido prudencia. Ambos coinciden en la necesidad de aumentar el esfuerzo defensivo, pero cuestionan tanto el calendario como el enfoque centrado exclusivamente en cifras. En la misma línea, el primer ministro británico, Keir Starmer, ha expresado su intención de alcanzar el 2,5% en 2028 y el 3% más adelante, sin comprometer fechas concretas.

Desde Washington, sin embargo, el mensaje ha sido firme. “No podemos repetir el modelo de Gales, donde pasaron más de diez años para que algunos aliados cumplieran”, ha señalado Whitaker. Estados Unidos quiere compromisos creíbles, medibles y con efectos a corto plazo. Y espera que los acuerdos de La Haya marquen un cambio estructural en la estrategia de defensa de la OTAN de cara a 2032.

“No podemos repetir el modelo de Gales, donde pasaron más de diez años para que algunos aliados cumplieran”.

Este giro estratégico, más allá de su dimensión presupuestaria, refuerza la idea de una OTAN más militarizada, más cohesionada y dispuesta a actuar con mayor rapidez ante amenazas crecientes. Aumentar el gasto no será fácil ni inmediato, pero la presión de Washington ha elevado el listón y obligado a los aliados a repensar sus prioridades colectivas.

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