La situación política en el Parlamento Europeo ha entrado en una fase de intensas negociaciones entre los socialistas europeos, liderados por el PSOE, y los populares, en un contexto marcado por la conformación del próximo Gobierno comunitario en Bruselas. En el centro de la disputa se encuentra la posible designación de Teresa Ribera, ministra española de Transición Ecológica, como vicepresidenta de la Comisión Europea, un puesto clave para liderar la transición climática y energética de la Unión Europea.
En un intento de desbloquear la situación, el PSOE ha propuesto un intercambio de apoyos: el grupo Socialistas & Demócratas, encabezado por la española Iratxe García, se ha mostrado dispuesto a respaldar la candidatura de Raffaele Fito, el candidato italiano propuesto por Giorgia Meloni, a cambio del apoyo del Partido Popular europeo a Teresa Ribera. Este movimiento implica que los socialistas aceptarían votar a un representante de lo que consideran la «extrema derecha» italiana, desdibujando los límites tradicionales del «cordón sanitario» que se había establecido para aislar a formaciones de este tipo.
Por su parte, el Partido Popular europeo, representado por figuras como Manfred Weber, mantiene una posición firme en cuanto a la designación de Ribera. Dolors Montserrat, portavoz del PP español en el Parlamento Europeo, ha declarado públicamente que su formación no apoyará a un Gobierno comunitario en el que participe Ribera, a la que se acusa de una gestión deficiente durante la crisis provocada por la DANA en la Comunidad Valenciana. En este contexto, Montserrat ha pedido que la votación sobre la candidatura de Ribera se realice de forma secreta, involucrando a todos los eurodiputados miembros de las tres comisiones parlamentarias relevantes.
La tensión entre intereses nacionales y europeos
El trasfondo de estas negociaciones revela la complejidad de la política europea, donde los intereses nacionales y las alianzas partidistas se entrelazan. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se encuentra en una posición clave, ya que será quien finalmente decida sobre la estructura del nuevo Gobierno comunitario, mientras que la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, debe definir el procedimiento que guiará las votaciones. Las fuentes apuntan a que no se tomará ninguna decisión antes del miércoles, fecha en la que Teresa Ribera comparecerá ante el Congreso de los Diputados español para defender su gestión.
Un resultado incierto
El Partido Popular español insiste en que la designación de Teresa Ribera no cuenta con su apoyo y quiere que los eurodiputados europeos tengan la última palabra en una votación que se anticipa incierta. A pesar de que el Partido Popular tiene mayoría en las comisiones involucradas, la ausencia de disciplina de voto en el Parlamento Europeo significa que no hay garantías sobre el resultado final. Además, la situación se complica por la implicación de otros actores nacionales, como Hungría, donde gobierna Viktor Orbán, y que también podría influir en las negociaciones debido a la percepción de los socialistas de que representa a una «extrema derecha» que debería mantenerse al margen de altos cargos europeos en Bruselas.