El presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmó este 19 de noviembre un decreto que modifica la doctrina nuclear del país, ampliando las circunstancias en las que el uso de armas nucleares estaría justificado. Según el nuevo texto, las Fuerzas Armadas rusas podrán responder con armamento nuclear no solo a ataques nucleares, sino también a agresiones convencionales que pongan en riesgo la soberanía o la integridad territorial de Rusia y su aliada Bielorrusia. Esto implica una respuesta nuclear en caso de una amenaza crítica a estos territorios, incluso si la agresión proviene de un país sin capacidad nuclear, siempre que cuente con el respaldo de una potencia nuclear.
Este cambio doctrinal se produce poco antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en un contexto geopolítico marcado por la guerra en Ucrania, que comenzó en febrero de 2022 y que sigue definiendo las tensiones en la región. Putin enfatizó que cualquier ataque convencional apoyado por una potencia nuclear se consideraría una agresión conjunta contra Rusia, lo que extiende la posible justificación de una respuesta nuclear rusa a escenarios más amplios.
El documento subraya la disuasión como la prioridad máxima del estado, buscando evitar que un «enemigo potencial» emprenda agresiones contra Rusia o Bielorrusia. En este contexto, el concepto de «enemigo potencial» abarca tanto a estados individuales como a coaliciones militares que posean armas nucleares o un poder militar considerable. Esta definición parece aludir directamente a la OTAN y sus aliados, subrayando la percepción rusa de amenazas en su entorno geopolítico.
Momento geopolítico en Ucrania
La firma de este decreto llega en un momento crítico, en el que la implicación de Occidente en el conflicto ucraniano sigue aumentando. En las últimas semanas, medios estadounidenses como The New York Times y The Washington Post informaron que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, autorizó a Ucrania a utilizar misiles ATACMS de largo alcance contra objetivos rusos. El Kremlin había advertido previamente que cualquier uso de este tipo de armamento recibiría la interpretación de una implicación directa de la OTAN en la guerra, aumentando las tensiones con Occidente.
Pese a estos movimientos, el decreto de Putin que modifica la doctrina nuclear sigue insistiendo en que las armas nucleares de Rusia son un «instrumento de disuasión» destinado únicamente a ser utilizado como «último recurso». En el texto, se destaca que Rusia busca reducir la amenaza nuclear y prevenir cualquier escalada que conduzca a conflictos militares, incluyendo los nucleares.