El hipertiroidismo autoinmune, o enfermedad de Graves Basedow, es una patología derivada del exceso de hormona tiroidea en el cuerpo y que, hasta en un 20 por ciento de los pacientes, provoca síntomas oculares. Así se ha puesto de manifiesto durante la jornada “Hipertiroidismo, ¿cómo se pueden afectar mis ojos”, recientemente organizada por el Hospital Universitario Rey Juan Carlos -integrado en la red pública de la Comunidad de Madrid- y en la que se ha señalado esta patología como causa de la oftalmopatía tiroidea.
Los expertos reunidos en la cita formativa apuntaron, además, al tabaco como principal factor de riesgo de afectación ocular, pues este hábito se relaciona con las presentaciones más severas de la enfermedad y perjudica la respuesta a los tratamientos. “Los fumadores tienen un riesgo aumentado de padecer problemas oculares que es directamente proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día”, explica la Doctora Elisa Pérez Ramos, jefa adjunta del Servicio de Oftalmología en el hospital mostoleño.
Sin embargo, los altos niveles de anticuerpos antiTSi en sangre son también causa importante de los efectos oculares de la patología tiroidea. “Este tipo de anticuerpos desencadenan una respuesta inflamatoria en los tejidos circundantes al globo ocular, es decir, en el tejido orbitario”, continua la especialista, que añade: “Según el grado de inflamación, los síntomas pueden ir desde leves, como una molestia ocular o cambios en la morfología ocular, hasta síntomas graves que pueden amenazar la visión”.
Abordaje de esta enfermedad
El abordaje multidisciplinar en este tipo de pacientes es fundamental para una correcta progresión de la enfermedad. “En el Servicio de Oftalmología recae el papel del diagnóstico precoz y el correcto manejo de la afectación ocular”, expone la Doctora Pérez, que también considera que “la integración en el proceso de los expertos en Endocrinología es importante para el buen control de la función tiroidea”.
El tratamiento de la oftalmopatía tiroidea depende del grado de actividad y severidad de la misma, que se valora por medio de unas escalas y una correcta exploración en consulta. Así, puede tratarse de un abordaje sintomático de irritación ocular con lubricantes oculares, o bien es posible que se requieran tratamientos médicos hospitalarios en los casos más avanzados; “siempre con el objetivo de mejorar la sintomatología y mantener la función tiroidea normalizada”, concluye la oftalmóloga.