La Alianza Atlántica ha anunciado un contrato de casi 700 millones de dólares para la compra de misiles Stinger, que se suman a los compromisos sobre las baterías Patriot. Esta medida busca incentivar a los países miembros de la OTAN a aumentar su inversión y producción en equipamiento militar, fundamental para su misión de “defender y disuadir”. Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, subrayó la importancia de una industria de defensa sólida durante un foro dedicado al armamento, celebrado en paralelo a la cumbre de la OTAN en Washington. El contrato, gestionado por la Agencia de Apoyo y Adquisición de la OTAN (NSPA), prevé la compra de 940 misiles Stinger, un sistema antiaéreo portátil crucial en los primeros envíos de ayuda a Ucrania tras la invasión rusa en febrero de 2022. Este contrato aún requiere la aprobación del Departamento de Estado de EE. UU.
La guerra en Ucrania, que ya se encuentra en su tercer año, ha exacerbado la necesidad de aumentar la producción militar, ya que los aliados han tenido que recurrir a sus reservas para apoyar a Ucrania, sin que la industria pudiera reponer estos equipos al mismo ritmo. Kathleen Hicks, secretaria de Defensa adjunta de Estados Unidos, enfatizó la necesidad de construir más fábricas e instalaciones para satisfacer esta demanda.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, también anunció el envío de nuevas baterías antiaéreas Patriot a Kiev, donadas por EE. UU., Alemania y Rumania, y componentes adicionales aportados por Holanda y otras naciones. La Casa Blanca declaró que en los próximos meses se proporcionarán a Ucrania docenas de sistemas tácticos de defensa aérea.
Influencia militar en el conflicto de Ucrania
El conflicto ha evidenciado no solo la insuficiencia de los arsenales, sino también las carencias en la coordinación y compatibilidad entre las fuerzas de los distintos países. La OTAN ha respondido con un plan de acción para acelerar la producción y cubrir las necesidades más urgentes, especialmente de munición. Desde la cumbre de Vilnius el año pasado, la OTAN ha firmado contratos por cerca de 10.000 millones de dólares.
La amenaza rusa también sigue siendo una preocupación. A pesar de las sanciones internacionales, la industria de defensa rusa ha logrado recuperarse en parte gracias a la asistencia de China, Corea del Norte e Irán. Se estima que Rusia invierte entre un 7% y un 9% de su PIB en defensa.
El gasto militar de la OTAN ha aumentado significativamente, con 23 de los 32 países miembros alcanzando o superando la meta del 2% de inversión en defensa del PIB. España, que actualmente invierte un 1,28%, planea llegar a ese objetivo en 2029. Este año, el gasto conjunto de los aliados superará los 500.000 millones de dólares, frente a los 325.000 millones invertidos en 2020.
Además, la OTAN busca reforzar su capacidad de defensa y disuasión a través de la cooperación con gobiernos afines en Asia-Pacífico, como Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Estos países han sido invitados por tercer año consecutivo a la cumbre, donde se explorarán posibilidades de colaboración en la producción de defensa.