La Fiscalía de Medio Ambiente ha iniciado diligencias para investigar el vertido de pellets de plástico que afecta a las costas de Galicia y ha llegado también a Asturias, según ha confirmado este lunes la Cadena SER. El expediente de seguimiento se abrió el 4 de enero, y ahora se están realizando diligencias para determinar el alcance del vertido, su origen y la posible responsabilidad penal.
Según el comunicado de la Fiscalía, los pellets contribuyen a la contaminación por microplásticos, un problema que la Unión Europea busca reducir. Además, el artículo 325 del Código Penal contempla penas de prisión para quienes provoquen vertidos en aguas marítimas. La Xunta de Galicia descarta activar el nivel 2 de alerta, necesario para la intervención del Gobierno central.
Cientos de voluntarios se han unido para retirar los pellets de las playas, utilizando coladores y rejillas improvisadas. Mientras tanto, la disputa política crece a poco más de un mes para las elecciones gallegas, con la Xunta y el Gobierno central acusándose mutuamente de no actuar con celeridad.
Críticas por falta de información
El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha criticado la falta de información por parte del Gobierno y ha acusado a la oposición de hacer «campaña descarada» con el problema ambiental. La Xunta no elevará el nivel de emergencia hasta obtener más información sobre la magnitud del vertido. El ministro de Transportes, Óscar Puente, sostiene que la responsabilidad recae en la Xunta, que debía haber activado los protocolos adecuados antes.
El vertido ha alcanzado también las costas asturianas, y se ha activado un plan de contingencia para gestionar los residuos. El origen del vertido se remonta al 8 de diciembre, cuando el portacontenedores Toconao perdió varios contenedores, uno de los cuales contenía los pellets de plástico. El Gobierno central ha desplegado medidas de seguimiento y limpieza en colaboración con las autoridades autonómicas.
El incidente ha generado un movimiento de solidaridad en redes sociales, con cientos de voluntarios utilizando coladores y rejillas improvisadas para limpiar las playas afectadas por las diminutas bolitas de plástico de origen desconocido.