Las tensiones diplomáticas entre España e Israel alcanzan un punto crítico tras las crecientes críticas de Madrid a la campaña militar israelí en Gaza y el reconocimiento español del Estado palestino. Desde mayo, la embajada israelí en Madrid permanece sin jefe de misión, después de que el primer ministro Benjamin Netanyahu llamara a consultas a la embajadora Rodica Radian-Gordon en protesta por lo que calificó como una “recompensa a los asesinos de Hamás” por parte del gobierno de Pedro Sánchez. A pesar de que el nuevo embajador, Zvi Vapni, tiene su plácet aprobado, aún no ha asumido el cargo, lo que evidencia el nivel de descontento de Israel ante las posiciones españolas.
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La tensión entre ambos países no es nueva. En noviembre pasado, Netanyahu retiró temporalmente a su embajadora después de que Sánchez expresara dudas sobre el respeto de Israel al derecho internacional durante su ofensiva en Gaza. Sin embargo, las críticas españolas han ido en aumento a medida que se ha conocido la magnitud de la catástrofe humanitaria en Gaza, con la ministra de Defensa, Margarita Robles, llegando a calificar las acciones de Israel de “genocidio”, mientras que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha optado por un lenguaje más diplomático.
Más allá de las palabras, los hechos han provocado una mayor irritación en Israel. En junio, España decidió personarse en la causa abierta en el Tribunal Internacional de Justicia por genocidio en Gaza, a instancias de Sudáfrica. Además, ha liderado esfuerzos para impulsar el reconocimiento del Estado palestino en la Unión Europea, aunque solo tres países —Irlanda, Noruega y Eslovenia— se han unido a esta iniciativa, elevando a 144 los países que lo reconocen a nivel mundial.
Esta postura ha fortalecido la posición de España en el mundo árabe, pero ha provocado duras críticas de Israel, que acusa a Sánchez de alargar el sufrimiento en Gaza al fortalecer a Hamás. Amichai Chikli, ministro de la Diáspora israelí, señaló a España como responsable de prolongar la situación, mientras que Netanyahu ha adoptado una postura intransigente, presentando una disyuntiva a la comunidad internacional: “O estás conmigo o contra mí”.
Israel y la Unión Europea
Las tensiones también han alcanzado a la relación de España con la Unión Europea, donde el gobierno español, junto con Irlanda, ha propuesto la suspensión del acuerdo de asociación UE-Israel por violaciones de derechos humanos en Gaza. No obstante, dicha medida ha quedado en suspenso a la espera de una reunión de los Veintisiete con el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz. Mientras tanto, la propuesta española de una conferencia internacional para la paz, basada en la coexistencia de dos Estados, ha caído en saco roto ante el rechazo israelí y la falta de apoyo de Estados Unidos.
El último incidente que ha agravado las tensiones fue la celebración en Madrid de la conferencia del movimiento Masar Badil, que aboga por la desaparición del Estado de Israel y que celebró los ataques del 7 de octubre. Israel acusó a España de convertirse en un “paraíso para sembrar odio e incitar a la destrucción de Israel”, declaraciones que Albares ha tachado de «fuera de lugar», sugiriendo que, si hay delito de odio, Israel debería acudir a la Fiscalía.
La situación diplomática entre ambos países ha empeorado hasta tal punto que se da por hecho que Israel volverá a ausentarse de la cumbre ministerial de la Unión por el Mediterráneo, el próximo 28 de octubre en Barcelona, un foro que reúne a israelíes y árabes en un espacio intergubernamental.