China ha reaccionado con rapidez y contundencia ante los aranceles adicionales del 10% sobre la importación de productos chinos, decretados por el expresidente estadounidense Donald Trump. Pekín ha anunciado un paquete de medidas que abarca desde la imposición de nuevas tarifas hasta restricciones de exportación y acciones legales ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Entre las medidas clave se incluyen tarifas adicionales del 15% sobre productos energéticos como el carbón y el gas natural licuado de EE. UU., así como un 10% sobre el petróleo crudo, la maquinaria agrícola, automóviles de gran cilindrada y camionetas. Además, el gigante asiático ha declarado una investigación antimonopolio contra Google y ha establecido restricciones a la exportación de recursos estratégicos, como el wolframio y el telurio, fundamentales para la fabricación de tecnologías avanzadas y la transición energética global.
En el ámbito legal, el Gobierno chino ha presentado una denuncia ante la OMC y ha incorporado a dos importantes empresas estadounidenses, PVH Corp. (dueña de Tommy Hilfiger y Calvin Klein) e Illumina Inc. (biotecnología), a su lista de entidades no fiables, permitiendo así la imposición de sanciones adicionales. Según las autoridades chinas, las medidas arancelarias impuestas por EE. UU. representan una violación de las normas comerciales multilaterales y amenazan la estabilidad de las cadenas de suministro globales.
La disputa refleja una nueva fase de tensiones comerciales entre ambas potencias. Trump, en su segundo mandato, impuso estos aranceles tras haber mantenido conversaciones con los líderes de México y Canadá, a quienes otorgó una exención temporal. No obstante, el mandatario estadounidense afirmó que discutirá las medidas con su homólogo chino, Xi Jinping, abriendo la posibilidad de una pausa en las hostilidades.
Los controles de exportación de recursos críticos mediante los aranceles, anunciados por China, subrayan su intención de proteger su posición estratégica en sectores clave. Estos materiales, incluidos el bismuto, molibdeno y el indio, figuran entre los recursos más importantes para la producción de semiconductores y tecnologías limpias. Pekín ya había aplicado restricciones similares en 2023 con materiales como el germanio y el galio, en respuesta a las sanciones tecnológicas impuestas por la Administración Biden.
Por otro lado, la investigación contra Google, aunque sorpresiva dado que muchos de sus servicios están bloqueados en China, tiene implicaciones importantes. Alphabet, su empresa matriz, depende de los ingresos generados por anunciantes chinos y fabricantes de dispositivos que utilizan el sistema operativo Android. Este movimiento busca posiblemente condicionar la influencia estadounidense en el ecosistema digital global.