El vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, ha lanzado este miércoles un ultimátum a Ucrania y Rusia para aceptar una propuesta de paz que incluye importantes concesiones por parte de Kiev. Durante su viaje oficial a la India, Vance declaró que la Casa Blanca “abandonará” las negociaciones si ambas partes no aceptan las condiciones, que contemplan el reconocimiento de Crimea como territorio ruso, la congelación de las líneas territoriales actuales y la exclusión de Ucrania de la OTAN.
La propuesta estadounidense, calificada como “final”, marca un punto de inflexión en la política exterior de Washington, al ofrecer a Moscú el control del 18,7% del territorio ucraniano actualmente ocupado, incluidas las regiones de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón. A cambio, Ucrania no recibiría las garantías de seguridad deseadas, aunque sí se permitiría la presencia de tropas europeas de paz. Washington, por su parte, ofrecería como única garantía la explotación de los recursos minerales ucranianos, especialmente las tierras raras, argumentando que el interés económico estadounidense en Ucrania disuadiría a Rusia de romper el acuerdo.
El Kremlin ha respondido favorablemente al plan. Su portavoz, Dmitri Peskov, expresó que Moscú “acoge con satisfacción” los esfuerzos de mediación estadounidenses, aunque reconoció que persisten muchos puntos por negociar. En contraste, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, rechazó tajantemente la oferta, subrayando que Crimea es parte inalienable de Ucrania según su Constitución. La ministra de Economía, Yulia Svyrydenko, reafirmó esta postura al asegurar que su país “nunca reconocerá la ocupación de Crimea”.
Críticas a Zelenski
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en línea con la Administración actual, criticó la postura de Zelenski. A través de su plataforma Truth Social, afirmó que la negativa ucraniana a discutir sobre Crimea “perjudica las negociaciones de paz”, dado que, en su opinión, este territorio “se perdió hace años” bajo el mandato de Barack Obama.
La propuesta del vicepresidente estadounidense ha generado preocupación en Kiev. Las autoridades ucranianas temen que esta estrategia del tándem Trump-Vance permita a Rusia ganar tiempo para reorganizar su ejército y preparar futuras ofensivas. Por su parte, Moscú insiste en que su interés se limita a las cuatro provincias anexionadas tras la invasión de 2022.
La presión ejercida por la Casa Blanca responde a varios objetivos. Además de buscar un fin rápido a la guerra —promesa electoral de Trump—, la Administración ve oportunidades económicas en la explotación de recursos ucranianos y energéticas en el control de infraestructuras estratégicas como la central nuclear de Zaporiyia. Trump ha sugerido que esta instalación, la mayor de Europa, quede bajo control estadounidense, considerando a EE.UU. el único garante posible de su seguridad.