La Unión Europea está en un proceso de transformación significativo para convertirse en una potencia geopolítica. Este cambio ha sido impulsado por eventos recientes como la pandemia y la invasión a gran escala de Ucrania, que han catalizado la toma de decisiones cruciales en materia de defensa y seguridad económica por parte de los Veintisiete. Sin embargo, la naturaleza de la UE y las divergencias internas siguen siendo obstáculos importantes en este camino.
Desde la asunción de Josep Borrell como alto representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE en 2019, se ha enfatizado la necesidad de que la Unión «aprenda a hablar el lenguaje del poder». Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, también ha subrayado la intención de una “Comisión geopolítica”. Estos líderes han encaminado a la UE hacia la adopción de medidas significativas en defensa y seguridad.
En la legislatura reciente, la UE ha implementado acciones inéditas, como el uso de un instrumento comunitario para enviar armas a Ucrania y la creación de mecanismos de coordinación en la industria de defensa. Se han lanzado siete operaciones militares conjuntas, comparado con solo una en el periodo anterior, y ha habido un incremento del gasto militar en toda la Unión.
Además de los avances en defensa, la UE ha trabajado en la seguridad económica y la autonomía estratégica. Se han impulsado acciones económicas, energéticas y tecnológicas, como el fortalecimiento de la industria de microchips y la reconfiguración de los suministros energéticos para reducir la dependencia de Rusia. También se ha revisado la relación comercial con China para evitar dependencias y proteger tecnologías sensibles.
Desafíos y divergencias
A pesar de estos avances, la UE enfrenta retos significativos. La necesidad de unanimidad en decisiones de política exterior y defensa es un freno considerable. Además, persisten diferencias sustanciales entre los Estados miembros, especialmente en la relación franco-alemana. Francia ve el instrumento militar como una herramienta estratégica, mientras que Alemania lo percibe principalmente como defensivo.
Expertos como Richard Youngs del Carnegie Europa y Luis Simón del Real Instituto Elcano destacan la evolución en la seguridad económica y la defensa, pero señalan que el incremento del gasto militar por sí solo no garantiza el aumento del poder geopolítico, ya que depende de cómo se utilicen esas capacidades.
Futuro y reformas necesarias
Para avanzar, la UE necesita superar las divergencias internas y adaptar sus mecanismos de toma de decisiones. La convergencia de voluntades es esencial, y las próximas elecciones europeas serán cruciales para definir las fuerzas políticas entre los partidarios de una mayor integración y los defensores de una Europa de las naciones.
Ilke Toygür, directora del Global Policy Center, sugiere que la reforma del mercado interior y el estímulo a la competitividad son áreas clave para avanzar. La emisión de nueva deuda común es otro tema de debate, con Francia a favor y Alemania reticente.
Mientras la UE ha tomado pasos importantes hacia convertirse en una potencia geopolítica, el camino es largo y lleno de desafíos. La clave para el éxito radica en la cohesión interna y la capacidad de adaptación a un mundo en constante cambio.