La Unión Europea se encuentra en un punto decisivo de la diplomacia. El diálogo y cooperación internacional son claves para la solución de conflictos. Tanto Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, como Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, se encuentran inmersos en el conflicto que involucra a Ucrania y Rusia. Vladimir Putin ha lanzado su ofensiva sobre el país vecino y la Unión Europea responde con diplomacia.
El diplomático español, ingeniero aeronáutico y economista de profesión, cuenta con un amplio papel en asuntos internacionales. Argumentos que justificaron su nombramiento también como vicepresidente de la Comisión Europea, de la mano de la propia Ursula von der Leyen. También ha pasado por cargos representativos como diputado del Parlamento Europeo, organismo que presidió durante la primera parte de la legislatura entre 2004 y 2007.
Estuvo al frente del Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España en el gobierno de Pedro Sánchez hasta el 30 de noviembre de 2019, cuando fue nombrado en el cargo que ocupa en la Comisión Europea actualmente. Militante en el PSOE desde 1975, comenzó de Concejal en el Ayuntamiento de Majadahonda en 1989 hasta tomar posesión de su primer cargo de responsabilidad como diputado de las Cortes Generales en 1983. A partir de ese momento ha estado al frente de ministerios como el de Obras Públicas y Transportes con Felipe González y Asuntos Exteriores con Pedro Sánchez en el Gobierno.
«La respuesta de la UE debe ser una vía propia que evite un alineamiento con EEUU o China»
Josep Borrell en Política Exterior
La proyección internacional de Borrell le ha brindado oportunidades a lo largo de su vida política. Una de las últimas fue en el Ejecutivo de Pedro Sánchez, cuyo propósito era el de aplicar políticas «modernizadoras, progresistas» en clave europea. Primero en el Parlamento Europeo y ahora en la Comisión Europea, Borrell ostenta una responsabilidad sin precedentes en su carrera política. La crisis de Ucrania ahora pone a prueba la geopolítica de la Unión Europea.
La Doctrina Sinatra (en referencia a la canción My Way, «a mí manera») adoptada por Bruselas se cimenta en dos principios. El primero de ellos es el de una autonomía estratégica que se encuentre con la hegemonía de EEUU, China y Rusia, principales competidores a nivel internacional. Y por otro lado, la cooperación que requiere de la ayuda de los mismos agentes que tiene como competidores. Josep Borrell se enfrenta a la difícil tarea de cohesionar a una Europa con diversas voces soberanas y diferentes intereses. Para ello, el Alto Representante de la Unión para Asuntos Europeos tendrá que lidiar junto a los máximos dirigentes europeos con la dependencia comercial de China, apertura a nuevos socios en América Latina y acuerdos de cooperación con África.
El mismo Borrell clama por una «vía propia» de Europa evitando su alineamiento con EEUU o China. Europa debe encontrar su lugar en el mundo sin caer en equidistancias, según apunta el propio Borrell en una columna para el digital Política Exterior. Es decir, ser socios comerciales y competidores tecnológicos y económicos al mismo tiempo. De hecho, también apuntaba en esa columna que la defensa de la UE pasa inevitablemente por la OTAN, en cooperación con Estados Unidos, crucial para la defensa de la UE.
La línea política de Borrell apunta a una férrea defensa de los valores europeos, como la libertad y dignidad humana. Ahora más que nunca, la defensa de los Derechos Humanos requiere de un Estado de Derecho sólido. La democracia se torna imprescindible para poder vivir en igualdad ante las tiranías autocráticas que todavía emergen en el mundo. Llega la hora de la diplomacia.