Estados Unidos ha llevado a cabo intensos bombardeos sobre territorio de Yemen en una operación dirigida contra los rebeldes hutíes, causando al menos 50 muertes, la mayoría civiles, según informan fuentes locales y organismos internacionales presentes en la zona. El ataque aéreo, ocurrido en las últimas 24 horas, tiene lugar en medio de una escalada militar que Washington justifica como respuesta a los ataques hutíes contra buques comerciales en el mar Rojo.
Las organizaciones humanitarias, incluyendo la Cruz Roja y Médicos Sin Fronteras, expresaron preocupación por el elevado número de víctimas civiles. Yemen, que sufre desde hace años un grave conflicto civil y una crisis humanitaria catalogada como la peor del mundo por Naciones Unidas, podría enfrentar un deterioro aún mayor de su ya precaria situación social y económica.
El gobierno estadounidense, a través del Pentágono, sostiene que las operaciones buscan neutralizar una amenaza directa al comercio internacional y la seguridad regional. Sin embargo, esta ofensiva recibió críticas por diversos sectores internacionales, que advierten sobre el riesgo de una espiral de violencia que podría afectar gravemente a la población civil.
Los ataques del fin de semana, que ya constituyeron la mayor operación militar estadounidense en Oriente Próximo desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, golpearon sobre todo un barrio del norte de la capital de Yemen, Saná, donde se albergan altos mandos hutíes, y la región de Saada, donde se fundó el movimiento. Washington ha asegurado haber matado a varios líderes hutíes en esta ofensiva, un extremo que la milicia no ha confirmado.
Este suceso aumenta las tensiones en Oriente Medio y podría complicar los esfuerzos diplomáticos para alcanzar una paz estable en la región, particularmente tras recientes acercamientos negociadores entre Arabia Saudí e Irán, actores clave en el conflicto yemení.