La capital ucraniana amaneció envuelta en llamas después de que el emblemático edificio del Gabinete de Ministros fuese alcanzado por un proyectil ruso durante la última ola de bombardeos masivos sobre el país. Es la primera vez, desde el inicio del conflicto a gran escala en 2022, que la sede del Ejecutivo en Kiev sufre un impacto directo, un hecho que las autoridades interpretan como un duro golpe simbólico al corazón institucional del Estado ucraniano.
Según la primera ministra, Yuliya Sviridenko, el ataque dañó gravemente el techo y los pisos superiores del edificio, construido en la era soviética. Las llamas, visibles desde la Plaza de la Independencia, confirmaron la magnitud del incidente y movilizaron a los equipos de emergencia, que recurrieron incluso a helicópteros para sofocar el incendio. Sviridenko reclamó una respuesta internacional más firme y el endurecimiento de las sanciones contra Rusia, señalando la necesidad de asegurar el suministro de armas para reforzar la defensa nacional.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, recalcó que, más allá del impacto material, los bombardeos recientes, extendidos también a ciudades como Zaporiyia, Krivói Rog y Odessa, evidencian la apuesta del Kremlin por prolongar el conflicto y mantener la presión sobre el gobierno ucraniano. “Estos ataques, que podrían haberse evitado mediante soluciones diplomáticas, solo buscan retrasar la paz”, subrayó Zelenski, instando a la comunidad internacional a fortalecer su respaldo político.
“Estos ataques, que podrían haberse evitado mediante soluciones diplomáticas, solo buscan retrasar la paz”.
La fuerza aérea ucraniana registró una cifra récord de artefactos lanzados: 805 drones y cohetes, lo que supone una intensificación inusual del ritmo ofensivo ruso. A pesar de la activación masiva de defensas en casi todas las regiones del país, varios misiles lograron atravesar los sistemas antiaéreos y causaron víctimas mortales, entre ellas un bebé y una joven, producto del impacto sobre edificios residenciales.
Rusia, por su parte, afirmó que sus ataques se dirigieron a infraestructura militar y logística, mientras el Ministerio de Defensa ruso reportó la intercepción de decenas de drones ucranianos y mencionó daños en instalaciones estratégicas dentro de su territorio, como un oleoducto en Briansk.
Las advertencias de Putin
El ataque al edificio gubernamental se produce en un contexto de crecientes advertencias de Vladímir Putin, quien ha reiterado que toda intervención extranjera en Ucrania se considerará un “objetivo legítimo”. Este posicionamiento surge tras la reciente cumbre en París, donde el presidente Emmanuel Macron anunció el compromiso formal de 26 aliados para desplegar personal militar en apoyo a la seguridad ucraniana una vez cese el fuego.
Desde febrero de 2022, Rusia ha consolidado su control sobre cerca del 20% del territorio ucraniano, profundizando la fragmentación territorial y política del país. La escalada de los ataques sobre infraestructuras civiles y símbolos de la administración estatal subraya la dimensión prolongada y estratégica del enfrentamiento, en el que los dirigentes políticos, lejos de renunciar a sus objetivos, refuerzan discursos orientados a un pulso de desgaste e influencia a largo plazo.