El reciente ataque con misiles de largo alcance desde Ucrania hacia territorio ruso marca un momento crucial en el conflicto que ya lleva 1.000 días en desarrollo. En la madrugada del martes, el ejército ucraniano lanzó misiles ATACMS, de fabricación estadounidense, contra un arsenal militar en la región rusa de Briansk, que limita con Ucrania. Según el Ministerio de Defensa ruso, cinco de estos misiles fueron interceptados y uno resultó dañado, mientras que fuentes de las Fuerzas Armadas ucranianas confirmaron la operación a varios medios locales. Este ataque representa la primera vez que Ucrania utiliza misiles occidentales de largo alcance para golpear directamente dentro de territorio ruso, una acción que podría escalar las tensiones con Moscú.
El ataque ocurrió a las 3:25 de la madrugada, de acuerdo con la información oficial proporcionada por el gobierno ruso. El Ministerio de Defensa indicó que los restos del misil dañado cayeron dentro del perímetro de una instalación militar, provocando un incendio que fue rápidamente controlado. Sin embargo, fuentes no oficiales y algunos medios de comunicación rusos, como Astra, han publicado imágenes y vídeos que sugieren que la destrucción podría ser mayor de lo que las autoridades rusas han admitido. Los vídeos, que aún no se han verificado, muestran un incendio de gran magnitud acompañado de una serie de explosiones.
Autorización de Estados Unidos
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, no ha desmentido los detalles del ataque durante una rueda de prensa en Kiev junto a la primera ministra danesa, Mette Fredriksen. Aunque Zelenski se abstuvo de dar detalles específicos, subrayó que Ucrania cuenta con armamento de largo alcance, incluidos los misiles ATACMS y otros sistemas como los Neptune, de producción local, que se emplearán según la necesidad. Este ataque ocurre después de que la Casa Blanca autorizara el uso de misiles ATACMS en territorio ruso, superando las reticencias iniciales del presidente estadounidense, Joe Biden, por el temor a una escalada militar entre Ucrania y Rusia.
La autorización para usar los ATACMS se creía inicialmente restringida a la provincia rusa de Kursk, donde Ucrania ha llevado a cabo operaciones desde agosto pasado. Sin embargo, el ataque en Briansk sugiere que las limitaciones podrían ser más amplias, permitiendo su uso en provincias rusas fronterizas. Este hecho podría abrir la puerta a que otros países, como Reino Unido y Francia, también autoricen el empleo de sus propios misiles de largo alcance en operaciones dentro de Rusia.
Respuesta de Rusia
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, restó importancia al ataque, asegurando que Rusia tiene la situación bajo control, aunque el incidente coincidió con la publicación de un decreto presidencial sobre la nueva doctrina nuclear del país. Este documento subraya que cualquier ataque a Rusia con la implicación de un tercer Estado con arsenal nuclear se considerará una agresión conjunta, en clara referencia al apoyo occidental a Ucrania.
El presidente Zelenski aprovechó los 1.000 días de conflicto para presentar en el Parlamento ucraniano un nuevo plan de defensa que busca reducir la dependencia de la ayuda militar exterior. El plan incluye la fabricación de 3.000 misiles de crucero y la producción anual de 30.000 drones. Mientras tanto, el panorama político en Estados Unidos podría influir en la continuidad de esta asistencia. Existe la posibilidad de que Donald Trump, quien asumirá la presidencia en enero, revierta las transferencias de misiles ATACMS y fuerce a Ucrania a negociar un final del conflicto, incluso si implica concesiones territoriales.