El presidente de la República Popular China, Xi Jinping, acaba de abrir su tercer mandato al frente del gigante asiático. Con este nuevo período presidencial, el presidente Xi se asegura cinco años más al frente de China después de su primer aelección en 2013, un año después de convertirse en el Secretario general del Partido Comunista de China. Xi Jinping tiene por delante años de desafío geopolítico en el que situará al Pacífico como uno de los campos de batalla donde la diplomacia china deberá desplegar todo su potencial.
La mediación de China en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudí da buena cuenta del papel que quiere tener Xi Jinping en el mundo. A través de una diplomacia activa, de equilibrio de poderes, al igual que realiza con sus relaciones con Qatar, China se consolida en la región de Asia y el Pacífico como una potencia dominante que extiende su poder a lo largo y ancho del globo terráqueo.
Con todo ello, uno de los conflicto más inmediatos que requerirán los esfuerzo del gabinete de Relaciones Exteriores es el conflicto con Taiwán. La influencia de Estados Unidos sobre la isla y ciertas similitudes con otros conflictos bélicos mantienen en vilo esta región del sudeste asiático por el temor al estallido de una nueva guerra.
«La seguridad es la base para el desarrollo y la estabilidad es la condición previa para la prosperidad».
De momento las tensiones entre la isla autónoma de China y el gobierno central no han ido a más, pero las crecientes presiones del PCCh por recuperar el control de la isla, unido a los intereses de Estados Unidos, antojan una mediación compleja. Además, China ahora deberá de tomar ciertas precauciones, ya que, tal y como afirmó el mandatario chino, «la seguridad es la base para el desarrollo y la estabilidad es la condición previa para la prosperidad», aseveró Xi.
Frenazo económico
Las expectativas china de crecimiento se han visto mermadas de los últimos años tras décadas de crecimiento imparable. Es por ello que la prudencia de Xi Jinping a la hora de tomar decisiones a nivel geopolítico son muy precisas y calculadas. Cualquier paso en falso puede desencadenar más tensiones que podrían hacer poner en peligro la estabilidad política de Xi Jinping al frente de China en su recién inaugurado tercer mandato.
Este lustro que enfrenta Xi Jinping empezará con importantes retos, especialmente en materia económica y de relaciones internacionales. El país cerró 2022 con un crecimiento del 3%, menor a lo que estaba acostumbrado. Entre las posibles causas se encuentran la gestión de la crisis por el Covid-19 y su política de Covid cero, así como la crisis inmobiliaria. El Gobierno de Xi Jinping espera crecer un 5% en 2023.