Rusia ha lanzado un nuevo misil hipersónico en un ataque contra Ucrania, según Kiev, en medio de una creciente confusión sobre la naturaleza del armamento utilizado. En la madrugada del jueves, un proyectil bautizado como Oréshnik (que significa «avellano» en ruso) impactó en una infraestructura crítica en la región de Dnipropetrovsk, generando reacciones tanto en Moscú como en Kiev. El presidente ruso, Vladímir Putin, explicó que el ataque servía para probar este misil de medio alcance en «condiciones de combate». Según Putin, el Oréshnik puede alcanzar velocidades de hasta Mach 10, lo que equivale a unos 3 kilómetros por segundo, y tiene capacidad para portar cabezas nucleares.
Las primeras versiones del ataque fueron contradictorias. Las autoridades ucranianas aseguraron que Rusia había disparado un misil balístico intercontinental, un tipo de arma que no se había utilizado previamente en el conflicto y que hubiera significado una escalada significativa. Sin embargo, tanto Estados Unidos como otros países occidentales desmintieron esta versión, afirmando que se trataba de un misil balístico de medio alcance, más habitual en el conflicto. Putin, por su parte, rechazó la versión ucraniana, insistiendo en que se trataba de una «nueva arma secreta» y no de un misil intercontinental.
Aparición pública de Putin
En medio de estas afirmaciones, Putin realizó una aparición pública, la primera desde que Washington y Londres autorizaron a Ucrania a atacar territorio ruso con sus propios misiles. El presidente ruso adoptó un tono desafiante, advirtiendo que Moscú está preparado para cualquier escenario y que responderá con firmeza a cualquier ataque que ponga en peligro la seguridad de Rusia. Afirmó que su nuevo misil es «imposible de contrarrestar» y prometió informar antes de un próximo lanzamiento, apelando a razones «humanitarias».
El ataque a Dnipró no fue aislado. Las Fuerzas Aéreas de Ucrania reportaron el uso de varios tipos de misiles durante la misma ofensiva, incluyendo un misil hipersónico Kinzhal y siete misiles de crucero Kh-101. La defensa aérea ucraniana logró interceptar seis de estos misiles, pero uno de ellos logró alcanzar su objetivo sin causar daños significativos. Las autoridades locales informaron de incendios y daños en una planta industrial, pero no se ha confirmado la existencia de víctimas mortales.
Este episodio tiene lugar apenas dos días después de que Ucrania utilizara misiles estadounidenses ATACMS en ataques sobre territorio ruso, lo que indica una posible intensificación del conflicto. La respuesta de Moscú ha sido contundente: Putin firmó recientemente una nueva doctrina nuclear que amplía las circunstancias bajo las cuales Rusia consideraría el uso de su arsenal nuclear, no solo en caso de una amenaza existencial, sino también si se considera que su soberanía o integridad territorial están en peligro.
Alarma internacional
El lanzamiento de este nuevo misil por parte de Putin ha generado preocupación a nivel internacional. Estados Unidos confirmó que Rusia les había notificado previamente la realización de una prueba con un misil balístico experimental, lo que minimizó el riesgo de una respuesta internacional inmediata. Sin embargo, expertos militares, como el general francés retirado Jerôme Pellistandri, subrayan que la introducción de nuevos sistemas de armamento en un conflicto abierto podría suponer un cambio importante en la estrategia rusa y en la percepción de su capacidad nuclear. Algunos analistas sugieren que Moscú busca demostrar su poder de disuasión sin provocar directamente una escalada militar irreversible.
En paralelo, la reciente decisión de Ucrania de utilizar misiles avanzados en territorio ruso ha llevado a varios países occidentales, incluido Estados Unidos, a cerrar temporalmente sus embajadas en Kiev, anticipando posibles represalias rusas. Este clima de tensión se ve agravado por el cambio político en Washington, donde la reciente victoria electoral del republicano Donald Trump ha influido en la política exterior estadounidense respecto al conflicto. Las próximas semanas serán cruciales para determinar si estas pruebas armamentísticas y la nueva doctrina rusa derivarán en un cambio significativo en la dinámica de la guerra.