La distribución de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza continúa estancada a pesar de los recientes anuncios del Gobierno israelí. Tres días después de que el primer ministro Benjamin Netanyahu declarara el levantamiento parcial del bloqueo para permitir la entrada de “una cantidad básica de alimentos”, las organizaciones internacionales todavía no han recibido la autorización necesaria para distribuir los suministros entre la población.
Según fuentes de la ONU, aunque decenas de camiones han cruzado hacia el lado palestino del paso fronterizo de Kerem Shalom, el ejército israelí no ha concedido acceso a los equipos humanitarios para recoger y repartir los materiales. “Hasta ahora, no hemos podido distribuir nada”, ha declarado el portavoz de la Secretaría General de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric.
Israel, por su parte, asegura que en los últimos días han accedido al enclave cerca de un centenar de camiones, todos ellos sometidos a exhaustivos controles de seguridad. Sin embargo, el volumen de ayuda sigue siendo muy inferior al requerido: antes del actual conflicto, durante los periodos de tregua, Gaza recibía hasta 600 camiones diarios.
El contexto humanitario es especialmente grave. La ONU ha advertido que muchos de los dos millones de habitantes de Gaza están en riesgo de hambruna y que hasta 14.000 bebés podrían fallecer por desnutrición aguda si la ayuda no llega a tiempo. Organizaciones como Médicos Sin Fronteras consideran que la asistencia actual es “claramente insuficiente” y acusan a Israel de tratar de evitar una condena internacional más severa sin comprometerse realmente a aliviar el sufrimiento de la población civil.
Presión internacional
La decisión de flexibilizar el bloqueo fue tomada por Netanyahu en medio de una creciente presión internacional. La Unión Europea ha anunciado que revisará su acuerdo de libre comercio con Israel, mientras que el Reino Unido ha paralizado sus negociaciones comerciales con el país. Estos movimientos diplomáticos reflejan un giro en la postura de varios aliados occidentales, motivado en parte por las imágenes de desnutrición y desesperación difundidas en los últimos días.
En Gaza los bombardeos en continúan sin cesar. El martes, las autoridades sanitarias palestinas reportaron al menos 85 muertes más a causa de los ataques israelíes. Desde el inicio de la ofensiva, más de 53.000 personas han fallecido en la Franja, según las cifras oficiales palestinas.
Para muchos palestinos, la situación actual no solo supone una crisis alimentaria, sino también una encrucijada existencial. En un territorio donde los desplazamientos forzados, la destrucción de viviendas y la falta de servicios básicos son parte de la vida diaria, la llegada de ayuda humanitaria representa una esperanza mínima, pero crucial. Sin embargo, su acceso está condicionado por factores políticos y militares ajenos a las necesidades inmediatas de la población.
La comunidad internacional sigue de cerca la evolución del conflicto y de la ayuda. Mientras se multiplican los llamamientos para garantizar el flujo humanitario y evitar un colapso total, la realidad sobre el terreno sigue marcada por la incertidumbre y la urgencia.