Una serie de explosiones en walkie-talkies y placas solares en Líbano ha causado la muerte de al menos 14 personas y ha dejado más de 450 heridos este miércoles. Las detonaciones ocurrieron en feudos controlados por Hezbolá, principalmente durante una procesión fúnebre en las afueras de Beirut. Este ataque se suma a otro ocurrido el día anterior, cuando varios buscas explotaron casi simultáneamente, dejando 12 muertos y cerca de 3.000 heridos.
Aunque Israel no ha reivindicado directamente los ataques, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, felicitó a las fuerzas de seguridad del país por lo que llamó “excelentes logros” y afirmó que esta situación marca una “nueva fase de la guerra” contra Hezbolá. El jefe del Estado mayor israelí, Herzi Halevi, también señaló que aún cuentan con más capacidades para futuras operaciones.
Las explosiones han generado un ambiente de paranoia en Hezbolá, que sospecha de una infiltración masiva por parte del Mossad, los servicios de inteligencia israelíes. Los walkie-talkies, adquiridos por la milicia hace cinco meses, fueron identificados como modelos fabricados por la empresa japonesa ICOM.
El ataque ha aumentado la tensión en la región, que ya se encuentra inmersa en una guerra de desgaste. Hezbolá ha lanzado cohetes y drones contra Israel en represalia, aunque su líder, Hashem Safi Al Din, advirtió que una respuesta más contundente llegará más adelante. Además, el secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su preocupación por una posible escalada en Líbano y solicitó medidas para evitar una crisis mayor.
El Consejo de Seguridad de la ONU discutirá la situación este viernes, en medio de crecientes tensiones a ambos lados de la frontera entre Israel y Líbano.