La investigación judicial en torno a Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, vive un nuevo episodio de escrutinio institucional con la remisión de un atestado clave por parte de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil al magistrado Juan Carlos Peinado. El análisis de 121 correos electrónicos, intercambiados entre el ex vicerrector de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Juan Carlos Doadrio, la asesora de Moncloa, Cristina Álvarez, y la propia Gómez, arroja luz sobre la gestión cotidiana y directa de cuestiones vinculadas a la cátedra que dirigía la esposa del jefe del Ejecutivo en la UCM.
A lo largo de los mensajes revisados, con fechas comprendidas entre abril de 2021 y junio de 2024, Álvarez no solo se ocupaba de la búsqueda de fondos y gestiones administrativas de la cátedra, sino que también mantenía contacto con patrocinadores y coordinaba aspectos relativos a adendas de convenios con empresas de referencia en el Ibex 35. El seguimiento era minucioso: desde la colaboración con empresas tecnológicas como Google hasta contactos directos con compañías como Indra y la Fundación Once. Los correos permiten determinar que las gestiones efectuadas por la asesora no se limitaban al plano escrito, sino que incluían comunicaciones telefónicas con diversos socios y patrocinadores.
En un contexto donde la pareja presidencial defendía hasta ahora que la colaboración de Álvarez era una ayuda puntual y personal, lo reflejado por los agentes de la UCO contradice esta versión. El nivel de implicación observado refuerza la tesis de que la asesora se encargaba de forma constante de los “negocios privados” de Begoña Gómez dentro de la UCM, trascendiendo el ámbito de la mera amistad para situarse en la esfera de la gestión profesional e institucional.
Participación activa
La propia Gómez participaba activamente en la comunicación con responsables universitarios y agentes externos. Por ejemplo, respondía a invitaciones de centros de investigación e indicaba el contacto directo de su asesora para organizar colaboraciones institucionales, evidenciando una red de relaciones tejida alrededor de la cátedra.
El desarrollo de la investigación pone en entredicho los límites entre la función pública y los intereses privados en la gestión academico-institucional. Además del impacto reputacional para la cátedra y la propia UCM, el avance del procedimiento suma presión al presidente Sánchez en un contexto complejo para su Gobierno, donde la asunción de responsabilidades en el entorno más próximo puede derivar en desafíos tanto políticos como judiciales. El paso de la fase de instrucción al trámite de juicio con jurado refuerza el fondo potencialmente escandaloso del caso y sitúa el desenlace como un elemento relevante tanto en la agenda doméstica como en la percepción exterior de la estabilidad institucional española.