El primer ministro de la India, Narendra Modi, busca renovar su mandato en las próximas elecciones, las más grandes del planeta, con una convocatoria que involucra a aproximadamente 970 millones de votantes. Estas elecciones se llevarán a cabo en más de un millón de colegios electorales repartidos en 543 circunscripciones y se extenderán durante 44 días, desde el 19 de abril hasta el 1 de junio, con los resultados esperados para el 4 de junio.
A pesar de las proyecciones que favorecen a Modi y su partido, el Bharatiya Janata Party (BJP), el clima político está marcado por una polarización intensa. La oposición y varios organismos internacionales han expresado preocupaciones sobre una posible regresión democrática y discriminación hacia las minorías, especialmente la musulmana. Críticos acusaron al partido de Modi por su postura nacionalista hindú y por debilitar el secularismo constitucional del país.
Oposición
Rahul Gandhi, líder del Partido del Congreso y representante de una influyente dinastía política, encabeza la oposición después de haber recibido la expulsión del Parlamento el año anterior. A pesar de enfrentarse a numerosos desafíos, incluyendo acciones legales y restricciones financieras contra su partido, Gandhi ha intentado reforzar su campaña mediante extensas marchas por el país para conectar directamente con los votantes.
El contexto electoral también refleja un debate más amplio sobre el estado de la democracia en India, con acusaciones de represión a la disidencia y a la prensa libre, así como un aumento en los ataques contra minorías que han creado un ambiente de miedo y división. La situación política y social en India continúa siendo un foco de atención tanto nacional como internacional, con implicaciones significativas para la estabilidad regional y global. Con la apertura de las urnas este viernes, Modi encara unas elecciones de seis semanas en las que su victoria ya se da por descontada.