Decenas de miles de personas se han unido a protestas y una huelga general en Argentina para rechazar las políticas del presidente ultraderechista, Javier Milei, quien asumió el cargo hace poco más de un mes. La convocatoria ha generado manifestaciones en distintas ciudades del país, mientras el nuevo Gobierno impulsa una megaley en el Congreso y un decreto con cientos de medidas para desregular la economía.
Bajo la consigna «La patria no se vende», miles de manifestantes tomaron las calles de Buenos Aires y otras localidades para expresar su rechazo al desmantelamiento del Estado propuesto por Milei. La Confederación General del Trabajo (CGT), la mayor central sindical de Argentina, convocó a una marcha que acompañó el paro general, siendo este el primero que enfrenta el Gobierno actual.
Diversos sectores de la sociedad se sumaron a las protestas, incluyendo camioneros, trabajadores de la salud, jubilados, inquilinos, asociaciones de teatro, editores de libros, activistas ambientales, y representantes de partidos políticos como el peronismo de Unión por la Patria y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Cada grupo expresó su descontento con una megaley que abarca más de 500 artículos y busca otorgar al presidente Milei facultades legislativas especiales.
El paro general, que comenzó al mediodía y se prolongará hasta la medianoche, ha tenido un impacto significativo en la vida cotidiana, con comercios cerrados, calles desiertas y cancelación de vuelos en el Aeroparque Jorge Newbery. Además, el Hospital de Clínicas y otros servicios públicos han experimentado una disminución de actividades debido a la adhesión de los trabajadores al paro.
Las protestas contra Milei persisten
La manifestación se ha desarrollado en un contexto de fuerte presencia policial, con el Gobierno buscando garantizar la circulación en la capital y evitar bloqueos. La tensión entre manifestantes y fuerzas de seguridad se hizo evidente, especialmente cuando agentes federales despejaron a la fuerza una concentración frente al Congreso.
La CGT aún no ha proporcionado cifras precisas sobre el alcance del paro, pero algunos sindicatos, como la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), estiman un acatamiento del 95%. Mientras tanto, el Gobierno minimiza el impacto de la protesta, afirmando que la mayoría de los trabajadores ha decidido continuar con sus actividades normales.
Esta movilización representa la tercera protesta masiva contra el presidente Milei y el primer paro convocado por la CGT en cinco años. La huelga refleja el rechazo a las medidas adoptadas por el Gobierno de Argentina, incluyendo una devaluación del 50%, la quita de subsidios a la energía y el transporte, un megadecreto cuestionado en la justicia, y una megaley con más de 600 artículos que actualmente se debate en el Congreso. Los sindicalistas esperan que la movilización influya en la decisión de los diputados de la oposición con respecto a esta controvertida legislación.