Según señalan desde Autismo Europa, estudios recientes revelan que el trastorno del espectro autista (TEA) afecta a una de cada cien personas, un porcentaje que ha aumentado considerablemente en los últimos 30 años debido a una mayor concienciación socia, una mejora en la identificación de los síntomas y rasgos que los caracterizan y un mayor y más precoz diagnóstico, en niños de edades tempranas.
El TEA, o autismo, es un trastorno de neurodesarrollo que afecta a la forma en la se percibe y se interacciona con el mundo y el resto de las personas, y que se manifiesta en las primeras etapas de la infancia en un amplio abanico de síntomas -no siempre claros o concluyentes- y gravedad, centrados principalmente en la comunicación e intención comunicativa, la interacción social y la conducta.
Su diagnóstico no es fácil, dada su etiología multifactorial que incluye predisposición propia, factores genéticos y factores ambientales; lo que se suma a que los afectados suelen presentar otros trastornos de neurodesarrollo asociados o patologías neurológicas. En cuanto a su tratamiento, por el momento no existe ninguna terapia curativa, por lo que su abordaje, necesariamente especializado e individualizado, se centra en la terapia y la estimulación temprana.
Por todo ello, y en un escenario en el que aún queda mucho camino por recorrer y son numerosas las preocupaciones y dudas de quienes rodean a las personas con TEA, el Hospital Universitario Infanta Elena -hospital público de la Comunidad de Madrid- organizó recientemente el encuentro con familias “Autismo y Salud”, en el que profesionales sanitarios de diferentes especialidades explicaron a los asistentes el abordaje de esta afectación neurológica de una manera global, y les informaron sobre las estrategias terapéuticas y recursos disponibles para afectados y familiares.
Preocupaciones, dudas y nuevas iniciativas
Concretamente, la Doctora María Prados, neuropediatra del Servicio de Pediatría del hospital valdemoreño y encargada de inaugurar el encuentro con una charla en la que se hizo una revisión de las terapias para niños con este trastorno, destacó que “este tipo de reuniones son cada vez más necesarias para dar visibilidad a esta patología debido a su aumento”. “Hemos creado un espacio que permite a las familias hablar con los profesionales que les atienden de temas que les preocupan de una manera cercana o poner en común nuevas iniciativas, lo cual es muy beneficioso para los padres, pero también para nosotros como profesionales”, dijo.
En relación con el aumento de los diagnósticos a una edad más temprana, Paula Lantaron, psicóloga clínica del Infanta Elena, aseguró que la detección precoz y la atención especializada e individualizada permiten ofrecer al niño y a su familia herramientas para una mejor adaptación al entorno; y viceversa. “La psicoeducación en el entorno debe ser el elemento central de cualquier abordaje psicológico, ya que permite alcanzar una mayor comprensión del TEA y analizar la función que cumplen los síntomas”, aseveró, añadiendo que, “de este modo, se podrán plantear intervenciones ajustadas a cada persona que prioricen la comunicación con el entorno y la regulación emocional y sensorial”.
La jornada también contó con la participación de Judith Rodríguez, trabajadora social del hospital, quien puso en valor los recursos sociales a los que puede acceder a personas con TEA, como la valoración de necesidad de atención temprana, el reconocimiento de la discapacidad y las opciones que contempla la Ley de Dependencia.