Quirónsalud

Los expertos destacan que hay síntomas físicos que alertan de un posible diagnóstico de depresión

Tensión, insomnio, problemas digestivos o cefaleas pueden ser síntomas de alarma ante la aparición de un cuadro depresivo

El 13 de enero se celebra el Día Mundial de la lucha contra la Depresión, un trastorno del estado de ánimo que en España afecta a más de dos millones de personas, según los últimos datos de Instituto Nacional de Estadística (INE). Aunque hay distintos tipos de depresión dependiendo de diversos factores, todos ellos se caracterizan por generar limitaciones en el día a día de las personas que la sufren, llegando a incapacitarlas en los casos más graves.

A la hora de trabajar en la prevención de la depresión es importante saber que antes de su diagnóstico suelen manifestarse una serie de síntomas físicos que alertan sobre su padecimiento. Según Guadalupe Gutiérrez de Tena, psicóloga en el Hospital Quirónsalud Clideba de Badajoz, estos síntomas psicosomáticos ─aquellos trastornos físicos que se asocian a factores psicológicos y no orgánicos─ pueden ser una subida de la tensión, insomnio, problemas digestivos o cefaleas. “Esto muchas veces genera un retraso en el diagnóstico, porque la persona no asocia dichos síntomas a un cuadro depresivo y tarda en acudir a un profesional”, asegura.

Además de estos trastornos físicos, también se suelen notar cambios de humor como una mayor irritabilidad o sensibilidad, alteraciones del sueño, molestias ante distintos ruidos o dificultad de estar en sitios concurridos. “Sobre todo, la incapacidad de disfrutar de actividades que antes nos resultaban placenteras, o incluso tratar de evitarlas”, apunta la psicóloga.

Prevención

Para tratar de evitar el padecimiento del trastorno depresivo, hay una serie de pautas que los expertos recomiendan llevar a cabo. Por un lado, como indica Guadalupe Gutiérrez de Tena, “lo ideal para prevenir en salud mental y en depresión es intentar llevar una vida saludable en cuanto a ritmos de sueño, descanso y hábitos del día a día”. Luego, continúa, “hay que intentar llenar esa vida con relaciones con otras personas, con actividades que nos resulten placenteras y nos pongan retos, fomentando metas en el día a día, todos ello adaptado a los gustos y a la situación vital que tenga cada persona”.

En el caso de la infancia y la juventud, también es importante la educación en inteligencia emocional. Conocer las distintas emociones, fomentar la independencia y la resolución de cosas cotidianas por sí mismos, pero siempre sintiendo la seguridad de su red de apoyo, son factores importantes para la prevención en estas etapas.

Y si en algún momento se llega a tener un diagnóstico de depresión, que no esté en momentos previos o no sean fases específicas, la especialista de Clideba recuerda que el uso de fármacos “suele ser necesario porque ayuda al cerebro a regular todos los neurotransmisores que están implicados en la depresión, combinándolos con una psicoterapia adecuada para que sea mucho más efectivo”.

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