La campaña presidencial de 2024 en Estados Unidos se destaca por una significativa brecha de género en la intención de voto. Los hombres, en su mayoría, apoyan al candidato republicano Donald Trump, mientras que el voto femenino se inclina considerablemente hacia la candidata demócrata Kamala Harris. Según encuestas recientes, Harris obtiene una ventaja de hasta 30 puntos porcentuales entre las mujeres, mientras que Trump lidera entre los hombres con 12 puntos de diferencia. La tendencia es particularmente notable entre las mujeres universitarias y residentes de suburbios, quienes ven en Harris una figura que puede defender sus derechos y la democracia frente a las posturas conservadoras del Partido Republicano.
Carrie Zimmerman, residente de Virginia, ejemplifica el sentimiento de muchas mujeres que respaldan a Harris, tal y como publica el diario El País. En un mitin reciente en la Elipse frente a la Casa Blanca, Zimmerman expresó que esta elección es una oportunidad para que las mujeres defiendan sus derechos, especialmente el acceso al aborto. “Las mujeres vamos a ganar estas elecciones para Kamala Harris”, aseguró Zimmerman, quien asistió al evento con amigas, todas portando camisetas y gorras con mensajes en apoyo al derecho a la interrupción del embarazo.
Este respaldo femenino es clave para la demócrata, ya que las mujeres tienden a participar en las elecciones con mayor frecuencia que los hombres y representan el 53% del electorado. En estados clave, los datos del voto anticipado muestran una ventaja de 10 puntos a favor del voto femenino. La campaña de Harris ha enfocado sus esfuerzos en este segmento, con eventos como uno reciente en Texas, donde se destacó el impacto negativo de la legislación antiaborto del estado. Estrellas como Jessica Alba y Beyoncé también han mostrado su apoyo, apelando a la importancia de esta elección para los derechos de las mujeres.
Diferentes campañas
Trump, por su parte, ha reforzado una imagen de «hipermasculinidad» en sus actos de campaña, donde recurre a mensajes de «fuerza» y «protección». Aunque esta estrategia le ha ayudado a ganar terreno entre ciertos segmentos masculinos, como jóvenes latinos y afroamericanos, su enfoque agresivo y polémico ha alienado a muchas votantes femeninas. J.D. Vance, compañero de fórmula de Trump, es especialmente impopular entre las mujeres progresistas, debido a sus declaraciones despectivas sobre las mujeres sin hijos y con mascotas.
Kamala Harris, al contrario, evita resaltar su candidatura como la primera mujer negra que aspira a la presidencia, una estrategia distinta a la de Hillary Clinton en 2016. En cambio, Harris se presenta como la candidata de la inclusión y el diálogo, con el derecho al aborto como una de sus banderas principales. Su mensaje también se dirige a las votantes conservadoras moderadas, quienes podrían simpatizar con algunas políticas republicanas, pero rechazan el tono y la agresividad de Trump.
Pese a la ventaja de Harris entre las mujeres, el apoyo de los hombres a Trump podría equilibrar los resultados en la brecha de género para las elecciones en Estados Unidos. Para contrarrestar esto, los demócratas han recurrido a figuras influyentes como Barack y Michelle Obama, quienes han llamado a los hombres a reflexionar sobre el impacto de su voto en los derechos de sus familiares y en el futuro de las mujeres en el país.