El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido reducir nuevamente los tipos de interés en un cuarto de punto, situándolos en el 3,25%. Esta medida responde a la combinación de una inflación en descenso y una actividad económica más débil de lo previsto. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, enfatizó que, aunque la inflación ha bajado significativamente desde los niveles críticos que se alcanzaron tras la invasión rusa de Ucrania, aún no se ha alcanzado el objetivo del 2% de manera sostenida. De hecho, la tasa subyacente, que mide la inflación excluyendo elementos volátiles como los alimentos y la energía, sigue cerca del 3%, lo que requiere cautela.
Esta reducción es la tercera del año y la segunda consecutiva, una decisión sin precedentes desde la crisis económica de 2011, cuando Mario Draghi ocupaba la presidencia del BCE. Sin embargo, Lagarde aclaró que las circunstancias actuales son muy diferentes: si en el pasado se actuó con urgencia, ahora el BCE busca suavizar el camino tras varios años de políticas restrictivas. A pesar de las preocupaciones, Lagarde afirmó que la eurozona no se dirige hacia una recesión, aunque la economía crece a un ritmo lento. En el segundo trimestre del año, el crecimiento fue apenas del 0,2%, con la locomotora alemana al borde de la recesión y otros grandes países mostrando señales de debilidad en sus índices de actividad.
El proceso de desinflación parece bien encaminado, con la tasa general de inflación situada en el 1,7% en septiembre, un nivel que se acerca al objetivo del BCE, aunque aún es insuficiente para declarar victoria. Lagarde reiteró que la institución vigilará de cerca la evolución de los precios y que será necesaria más paciencia antes de considerar que el problema inflacionario está completamente resuelto.
Influencia en industria y mercado hipotecario
Otro factor que ha influido en la decisión del BCE para recortar los tipos de interés es la debilidad generalizada de la actividad económica. La industria se contrae, los servicios se debilitan y la inversión, el gasto de los hogares y las exportaciones han disminuido, mientras que el mercado laboral muestra signos de moderación. No obstante, el BCE no prevé una recesión profunda en la zona euro. Las tensiones comerciales, como las recientes fricciones entre la Unión Europea y China, o el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, podrían afectar negativamente al crecimiento económico europeo, que se ve expuesto a estos factores debido a su naturaleza abierta y dependiente del comercio internacional.
Además, la reducción de los tipos ya se refleja en el mercado hipotecario y en el Euribor, que ha seguido su tendencia a la baja, situándose en una media del 2,76% en octubre, después de cerrar septiembre por debajo del 3% por primera vez desde 2022. Esta reducción beneficia a los consumidores con hipotecas, aunque los expertos advierten que el impacto será limitado, ya que el mercado ya ha absorbido parte de este descenso. Se espera que el Euribor termine el año en torno al 2,5%.