La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha marcado un punto de inflexión en la política exterior comunitaria al proponer la suspensión parcial del Acuerdo de Asociación comercial con Israel. El Parlamento Europeo respaldó este jueves su iniciativa con 305 votos a favor, 151 en contra y 122 abstenciones, en una resolución no vinculante que refleja el creciente malestar institucional ante el asedio israelí en Gaza.
Von der Leyen presentó su propuesta durante el Debate sobre el Estado de la Unión, sin previo aviso a su grupo político, el Partido Popular Europeo (PPE), ni a su partido nacional, la CDU alemana. Este movimiento sorprendió a muchos eurodiputados conservadores, incluidos 21 miembros de la CDU que votaron en contra del texto, entre ellos figuras destacadas como Markus Ferber y Monika Hohlmeier.
La resolución incluye medidas como sanciones a ministros israelíes considerados extremistas, restricciones a colonos violentos en Cisjordania y la suspensión de pagos bilaterales a Israel, sin afectar a la sociedad civil. Además, menciona la investigación por genocidio abierta en el Tribunal Internacional de Justicia, aunque sin atribuir directamente esa calificación al Estado israelí.
El debate en la Eurocámara evidenció las fracturas internas de la UE en torno al conflicto. Mientras países como España, Irlanda y Bélgica muestran una sensibilidad marcada hacia la situación humanitaria en Gaza, otros como Alemania mantienen una postura más cautelosa, influida por su memoria histórica. El eurodiputado socialista Ignacio Sánchez Amor pidió comprensión hacia los parlamentarios alemanes, pero también instó a que ese contexto no condicione la posición común europea.
Votación específica sobre Gaza
La resolución representa la primera votación específica sobre Gaza en la actual legislatura, lo que subraya la dificultad de alcanzar consensos en un Parlamento cada vez más polarizado. El PPE, inicialmente reacio a firmar el texto conjunto, terminó reincorporándose a las negociaciones tras el discurso de Von der Leyen, aunque logró suavizar algunas referencias, como la atribución directa de la hambruna en Gaza a acciones israelíes.
Este giro estratégico de Von der Leyen podría redefinir el papel de la UE en Oriente Próximo, al pasar de declaraciones simbólicas a medidas concretas. La presidenta ha abierto un camino que, aunque incierto, busca reforzar la coherencia europea en materia de derechos humanos y política exterior.