Ursula von der Leyen, una pieza clave en el núcleo político europeo

La presidenta de la Comisión Europea se presenta como una de las mujeres más poderosas de Europa, tanto por su exitosa trayectoria como por su voluntad de hierro y energía inagotable dentro del espectáculo político

Ursula von der Leyen. Foto: ©European Union

Política alemana, doctora en medicina y presidenta de la Comisión Europea desde 2019, Ursula von der Leyen ha estado presente durante décadas en el marco europeo como referente de la mediación gracias a su capacidad para aproximar posiciones y alcanzar compromisos viables, que aprendió en la complicada red del poder político en Alemania y que ha mantenido a lo largo de su estancia en la comisión.

Dentro de la política europea desde la infancia

Hija de un alto funcionario de la Unión Europea, Ursula von der Leyen nació en Bruselas en 1958 y desde su tierna infancia estuvo involucrada en el panorama político europeo. A menudo se le pudo ver junto a su familia en las campañas electorales de su padre, Ernst Albrecht, y participando en las actividades con políticos, periodistas y figuras relevantes.

Durante la carrera de su padre como ministro-presidente del estado federado de Baja Sajonia y director general de la Comisión Europea, Ursula comenzó a reforzar su educación con su fluidez en tres idiomas desde joven y su matriculación en la “Escuela Europea”.

En 1977, comenzó sus estudios universitarios en Economía en la Universidad de Gotinga, pero su familia decidió enviarle a Londres al poco tiempo por los ataques del grupo terrorista alemán “Ejército Rojo” en contra de políticos prominentes y sus familias.

Tras tres años estudiando bajo un nombre falso y con la protección de Scotland Yard, Ursula von der Leyen decidió cambiar de carrera y volver a Alemania para estudiar medicina, de la cual se graduó en 1987. Después continuó con su especialización en “salud de la mujer” y su graduó como Doctora en Medicina en 1991.

Von der Leyen tuvo un comienzo tardío en la política ya que no fue hasta 1990 cuando consideró oportuno involucrarse en el marco local de Hannover. Comenzó con su afiliación a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y se mantuvo involucrada en esta incluso en los cuatros años que se trasladó con su marido y familia a California.

Desde 1998 hasta 2002, Ursula estuvo dedicada profesionalmente a la medicina en el Departamento de Epidemiología, Medicina Social e Investigación del Sistema de Salud, en el Colegio Médico de Hannover. ​ Y gracias a sus cualidades personales y los excelentes contactos familiares, pronto fue designada ministra del gabinete de gobierno de Baja Sajonia en 2003.

La igualdad de género es un principio fundamental de la Unión Europea, pero todavía no es una realidad.

Desde ese momento, su carrera política fue veloz y fulminante. Tras ser nombrada rápidamente como diputada para el Parlamento del Land de Baja Sajonia y ministra de Asuntos Sociales y Salud; Ursula fue ministra federal ininterrumpidamente a lo largo de todo el gobierno de Angela Merkel, quien confiaba en la capacidad de von der Leyen para preparar una serie reformas en el sistema social de Alemania.

Desde 2005, Ursula comenzó a nivel nacional como ministra de Tercera Edad, Mujeres y Juventud, ministerio desde el cual introdujo una ley para nuevas estructuras que aseguraran el cuidado de los niños, un permiso pagado para padres de dos meses y la iniciativa de bloquear la pornografía infantil en Internet con una infraestructura de control de páginas web ilegales.

En 2009, fue nombrada ministra de Trabajo y Asuntos Sociales, donde se dedicó a introducir una cuota de mujeres en cargos directivos, el matrimonio entre personas del mismo sexo, un salario mínimo nacional y la disminución de restricciones para el ingreso de profesionales extranjeros en Alemania.

Para 2013, Ursula von der Leyen se convirtió en la primera mujer en asumir el cargo de ministra de Defensa. Entre sus medidas introdujo programas para la conciliación familiar de los soldados y sus familias, apoyó la creación de un ejército europeo a largo plazo y ayudó a revitalizar el acuerdo de cooperación del denominado Triángulo de Weimar.

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Tras una larga y exitosa trayectoria casera, von der Leyen despegó en la política internacional el 2 de julio de 2019 cuando fue propuesta como candidata para el cargo de presidenta de la Comisión Europea. Después de ganar las elecciones, la nueva presidenta asumió el cargo e inició sus funciones al frente de la comisión el 1 de noviembre de 2019 como la primera mujer en ostentar tal posición en la comisión.

Para Ursula von der Leyen, la presidencia de la Comisión Europea no solo representa la culminación de sus expectativas en la política, sino también un regreso tardío y muy deseado a Bruselas.

En su primer año de mandato, la presidenta tuvo que hacer frente a una Europa fragmentada con el Brexit en el centro. La búsqueda de una integración política, fiscal y financiera; junto a la necesidad de apuntalar la gobernanza del euro tampoco facilitó la situación. Ese primer año también estuvo dedicado a posicionar de nuevo a Europa en el marco comercial y en la acción contra el cambio climático.

Sin embargo, 2020 trajo un reto para el que nadie estaba preparado: la pandemia del Covid-19. Una labor que no solo puso contra las cuerdas al viejo continente, sino al mundo entero y que ha estado redefiniendo la nueva normalidad en los últimos años.

Hace tres años, ni siquiera imaginaba ser testigo de una pandemia tan horrible como esta.

La pandemia y su gestión le han ganado estar en el ojo del huracán en más de una ocasión como cuando se sufrió el retraso de la entrega de las vacunas en esos caóticos primeros momentos en 2020, tras la acelerada investigación y producción de las vacunas, o con su acusada centralización de las decisiones que afectó al trabajo conjunto de Europa.

En esta situación, Ursula von der Leyen ha mantenido una línea de trabajo constante hasta la actualidad para crear una estrategia de doble sentido que mantenga al día la necesidad de vacunación y su refuerzo dentro de Europa y la ayuda a la acción externa con el envío de vacunas a los Estados que tengan dificultad para acceder a las cuotas de las farmacéuticas.

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Aún sin haber superado el Covid-19, otro reto se une a la carga de la presidenta y de los representantes mundiales con el conflicto Ucrania-Rusia, el cual amenaza la recuperación que estaba comenzando tras dos años de pandemia y del que no se ve una fecha cercana para su fin.

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