La Unión Europea ha aprobado de manera definitiva la prohibición a partir de 2035 de las ventas en territorio comunitario de todos los vehículos de combustión tras semanas de tensiones de última hora por el bloqueo sorpresa de Alemania, con Italia, Polonia, Bulgaria y Rumanía también involucrados.
Los Ministros de Energía de los Veintisiete han aprobado el texto con 23 votos a favor, las abstenciones de Rumanía, Bulgaria e Italia y el voto en contra de Polonia. Alemania votó a favor tras llegar a un acuerdo con Bruselas de lograr una excepción a ciertos combustibles climáticamente neutros.
La legislación prevé también, como paso intermedio, que en 2030 los coches reduzcan sus emisiones un 55 % respecto a los niveles de 2021 y las furgonetas un 50 % en esa misma fecha. La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, aseguraba que «el texto acordado con el Parlamento Europeo se mantiene igual«, sin embargo «aporta detalles sobre los pasos siguientes en la aplicación del reglamento» para la posible incorporación de los combustibles sintéticos o «efuels» a la normativa.
Objetivos climáticos
Los objetivos climáticos que persigue el pacto se mantienen y con la nueva prohibición el destino los vehículos de combustión sigue teniendo el mismo destino. Sin embargo, la forma en que Berlín ha bloqueado el pacto hace temer nuevas tensas negociaciones con maniobras similares de otros países.
Asimismo, el veto de Alemania se ha levantado gracias a la inclusión de los combustibles sintéticos. En esta línea, la Comisión Europea se ha comprometido a plantear normas adicionales para permitir la venta de coches nuevos que funcionen con e-fuels después de 2035.
Desde la Comisión Europea defienden que este encaje de los combustibles sintéticos no afectará al acuerdo cerrado ya entre el Parlamento Europeo y los Veintisiete para prohibir la comercialización de vehículos de combustión en la UE a partir de 2035, mientras que fuentes diplomáticas subrayan que lo importante ahora es evitar que este tipo de maniobras «debiliten» el funcionamiento de las instituciones europeas, ya que esta es la «verdadera preocupación».