La oposición de Berlín atasca el visto bueno definitivo de la Unión Europea al acuerdo clave para la reducción de emisiones. De esta manera, Alemania se une a Italia, Polonia, Bulgaria y Hungría que tampoco son favorables a prohibir la venta de coches de combustión para 2035. La presidencia sueca de la UE ha decidido retrasar las negociaciones, en las que se espera la intervención de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El retraso supone un golpe para las ambiciones climáticas de Bruselas y su anhelo de ser un ejemplo para el resto del mundo: el plan de prohibir, a partir de 2035, la venta de cualquier turismo o furgoneta nuevos que emitan CO₂ era el primer acuerdo legislativo alcanzado de Fit for 55, según publica El País.
Con esta nueva estrategia, la UE busca reforzar la lucha contra el cambio climático, que busca que la UE reduzca sus emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% para 2030, en comparación con los niveles de 1990. El objetivo: llegar a la neutralidad climática en 2050.
Tal y como publica La Vanguardia, después de días de rumores, el ministro alemán de Transportes, el liberal Volker Wissing, confirmó el martes que su partido querían un enfoque más flexible que el contenido en la legislación, muy contestada desde la industria automovilística germana.
La posición de los socialdemócratas, en cambio, es más favorable a la tecnología de los coches eléctricos y se muestra escéptica respecto al coste de los e-fuels, combustibles sintéticos de cero emisiones contaminantes. En cualquier caso, la preocupación de Alemania sigue pesando sobre las garantía comunitarias ofrecidas para el uso de vehículos de combustión más allá de 2035.