El nuevo Gobierno portugués, liderado por Luís Montenegro, ha logrado el respaldo necesario en el Parlamento para sacar adelante su programa, consolidando una mayoría que combina apoyos desde posiciones ideológicas divergentes. La aprobación se produce en un contexto marcado por la recomposición del sistema político portugués, con una derecha en ascenso, una izquierda fragmentada y un Partido Socialista en plena reorganización tras su reciente revés electoral.
El programa de Gobierno, presentado por la coalición conservadora Alianza Democrática (AD), recibió el apoyo no solo de sus 91 diputados, sino también de la ultraderecha de Chega, el Partido Socialista (PS) y la Iniciativa Liberal. La moción de rechazo al Ejecutivo, promovida por el Partido Comunista, fue desestimada con claridad. De este modo, Montenegro arranca su mandato con una legitimidad parlamentaria que, sin embargo, le obligará a buscar acuerdos continuos para legislar, ya que no dispone de mayoría absoluta.
Entre los ejes centrales del Ejecutivo se encuentran la reforma del aparato estatal, la reducción de impuestos y un endurecimiento en materia migratoria. El propio primer ministro ha calificado el programa como una “declaración de guerra a la burocracia” y ha insistido en la necesidad de revisar la Ley de Nacionalidad y reforzar los controles fronterizos mediante una nueva unidad especializada. Se trata de iniciativas con impacto estructural, que buscan proyectar estabilidad a medio y largo plazo.
Programa de Gobierno
Pese a su voto favorable, los partidos que han respaldado el programa han señalado diferencias sustanciales. André Ventura, líder de Chega, ha afirmado que no pretende actuar como “muleta del Gobierno”, y ha dejado claro su papel de oposición alternativa. Desde el PS, José Luís Carneiro —previsible nuevo líder socialista— ha ofrecido una oposición “constructiva”, aunque ha cuestionado la escasa ambición del Gobierno frente a la crisis de la vivienda y ha advertido que no tolerarán retrocesos en el Estado del bienestar.
En un gesto hacia el diálogo, el Ejecutivo ha incorporado 80 propuestas de otras formaciones al programa, intentando proyectar una imagen de apertura y voluntad de consenso. Sin embargo, el reto inmediato será la aprobación de los Presupuestos del Estado, donde se pondrá a prueba la capacidad del Gobierno para articular mayorías estables.
Con esta votación, Portugal inaugura una nueva etapa política con un Ejecutivo conservador al frente y una agenda que busca reordenar las estructuras del Estado, ajustar las políticas migratorias y preservar la gobernabilidad en un entorno parlamentario fragmentado.