Israel ha redoblado en los últimos días sus ataques contra instalaciones nucleares y militares en Irán, con el objetivo declarado de frenar las capacidades armamentísticas de la República Islámica. Esta ofensiva, que combina bombardeos aéreos y asesinatos selectivos, se inscribe en una estrategia más amplia que incluye presión política directa sobre el líder supremo iraní, Alí Jameneí, cuya figura se sitúa ahora en el centro del conflicto.
El propio Jameneí ha advertido de que una implicación directa de Estados Unidos en la ofensiva israelí traería “daños irreparables” para Washington. Su mensaje televisado se produce tras crecientes señales de apoyo de la Casa Blanca a Israel, aunque sin confirmación de participación activa en los ataques. El presidente Trump, por su parte, ha descartado por ahora una intervención directa, si bien ha exigido la rendición del líder iraní, lo que aumenta la tensión en un contexto ya inflamado.
Entre las infraestructuras atacadas este miércoles por la aviación israelí figuran dos centros clave en el desarrollo de centrifugadoras para enriquecer uranio: el taller TESA Karaj y el Centro de Investigación de Teherán. Ambos estaban bajo verificación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en el marco del acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA), lo que incrementa la preocupación internacional por la posible ruptura de los compromisos nucleares. También se han bombardeado instalaciones de fabricación de misiles y bases aéreas, así como objetivos simbólicos y centros de mando.
Rusia, que mantiene relaciones tanto con Irán como con Israel, ha mostrado su disposición a mediar. Sin embargo, el Kremlin denuncia que Israel ha rechazado por ahora cualquier fórmula de negociación. Moscú advierte además de que una intervención estadounidense directa agravaría de forma crítica la inestabilidad en Oriente Próximo.
Escalada del conflicto
El conflicto ha provocado ya la muerte de 24 personas en territorio israelí, según cifras oficiales, y ha obligado a la población civil en ambas naciones a buscar refugio ante los ataques. En Israel, se han activado repetidas veces las alarmas antiaéreas a lo largo del miércoles, mientras que miles de ciudadanos iraníes han comenzado a huir de Teherán, según reportes de la agencia Reuters.
El Gobierno estadounidense ha iniciado un operativo para evacuar a sus ciudadanos de Israel, tanto por tierra como por vía aérea y marítima. Mientras tanto, el Ejecutivo de Netanyahu insiste en que los ataques continuarán “paso a paso” hasta neutralizar las amenazas principales del régimen iraní.
La situación pone de manifiesto el riesgo creciente de una confrontación regional a gran escala, mientras se debilitan las posibilidades diplomáticas. Con un equilibrio geopolítico cada vez más frágil, la evolución del conflicto marcará no solo la estabilidad de Oriente Próximo, sino también el futuro del control internacional sobre la proliferación nuclear que quiere encabezar Jameneí.