Nadia Calviño, disciplina económica española para la Unión Europea

La vicepresidenta tercera del Gobierno y Ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, puede convertirse en la próxima presidenta del Eurogrupo

Nadia Calviño. ©Ilustración Foro Diplomático

Nadia Calviño, vicepresidenta tercera del Gobierno y Ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digita nunca ha dicho que ansiara el puesto de presidenta del Eurogrupo, pero desde que en febrero de 2020 empezaron a circular informaciones de que el portugués Mario Centeno no repetiría en el cargo, el nombre de Nadia Calviño comenzó a barajarse como sustituta. Y este 9 de junio, cuando Centeno anunció que dejaba el ministerio de Economía portugués, y a la vez la presidencia del Eurogrupo, Nadia Calviño ha vuelto a ser considerada una potencial sustituta. Para ello, contaría con el apoyo del grupo socialista de la Eurocámara y con su profundo conocimiento de las estructuras comunitarias, donde ha desarrollado su carrera profesional. Y tiene algo más: el apoyo de Alemania, en concreto del ministro de Finanzas, el socialdemócrata Olaf Scholz, quien siente gran admiración por Calviño.

Así acaba una tensa quincena para Calviño, en la que había tenido que encauzar la quinta prórroga del Estado de Alarma por la necesidad del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de encontrar los apoyos parlamentarios que garantizaran su aprobación.

Calviño es ya la única responsable del Gobierno que se sienta con los empresarios

Y para ello, su grupo parlamentario había tenido que pelear voto a voto, también los cinco de los diputados de EH Bildu, una organización política complaciente con la historia de la organización terrorista ETA, de la que proceden algunos miembros destacados después de su disolución. ¿El precio de este apoyo de EH Bildu? Ni más ni menos que el de la derogación total de la ley laboral heredada del gobierno del conservador Partido Popular, lo que a juicio de Calviño crearía en medio de la pandemia del Covid-19 más inestabilidad y desconfianza internacional y empresarial de cara a afrontar la recuperación económica. Todavía peor: los socios de gobierno del socialista Sánchez y de Calviño, Unidas Podemos, definidos por sus fórmulas de izquierda radical para atajar cualquier problema económico, apoyaron efusivamente este acuerdo parlamentario con EH Bildu, lo que llevó la tensión al propio seno del Consejo de Ministros, en el que Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos, es también vicepresidente, pero para asuntos sociales, lo que le pone al otro lado de la mesa de la superministra de Economía.

Este acuerdo, firmado entre bambalinas y anunciado sorpresivamente al filo de la madrugada, la víspera de la votación en el Congreso de los Diputados, provocó la inmediata respuesta de Nadia Calviño, que mostró su radical oposición a que su propio partido pusiera en marcha la derogación de la legislación laboral en un momento y con unas formas que lo único que provocarían es el rechazo de la comunidad empresarial y el apoyo necesario para retomar la actividad económica, tras tres meses de paralización por culpa de la pandemia.

Este es uno de los proyectos estrella con los que Pedro Sánchez quiere reeditar los Pactos de La Moncloa de 1977

La reacción empresarial no se hizo esperar. El mismo día del anuncio del acuerdo, los empresarios suspendieron todas las reuniones previstas con el Gobierno y con los sindicatos, que buscaban establecer el marco de la recuperación económica. Este es uno de los proyectos estrella con los que Pedro Sánchez quiere reeditar los Pactos de La Moncloa de 1977, la fórmula de consenso por la que se redujo el conflicto laboral y España logró superar la crisis económica de los primeros años de la Transición Democrática tras la muerte del dictador Franco.

Después de que la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) se sintiera engañada y rompiera el diálogo con el Gobierno de España por su firma junto a la formación política de extrema izquierda e independentista vasca, EH Bildu, Nadia Calviño se convirtió en la figura capaz de recomponer los lazos de paz con los empresarios. Ella fue la encargada de hacer matizar al PSOE el acuerdo -ya no se trataría de una derogación total de la ley laboral- con la formación radical vasca. Además, esta situación había generado la estupefacción y enfado del conservador Partido Nacionalista Vasco, con gran influencia en los sectores industriales y financieros del país, que por otro lado busca la hegemonía en el nacionalismo local y que mide sus fuerzas con Bildu en las elecciones autonómicas que se celebrarán nada más restablecerse la normalidad tras la pandemia. 

De hecho, pese a que la CEOE decidió romper el diálogo, Calviño logró el compromiso de la gran patronal y de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), así como de los sindicatos CC.OO. y UGT para reunirse con su departamento días después… aunque finalmente fue aplazada ante la imposibilidad de cuadrar todas las agendas.

La reacción rápida y la actitud de Calviño han provocado un gran alivio en la patronal

Pese a ello, Calviño es ya la única responsable del Gobierno que se sienta con los empresarios. De ahí que sea ella quien asuma a partir de ahora la reconstrucción del diálogo social. Tras lograr frenar la derogación unilateral de la reforma laboral, la ministra de Economía recordaba y elogiaba la labor de los empresarios españoles. Y, en concreto, del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. De él destacaba su “sentido de Estado” y agradecía públicamente a los empresarios la labor que estaban haciendo en esos momentos de crisis. 

La reacción rápida y la actitud de Calviño han provocado un gran alivio en la patronal. Consideran a la ministra un dique de contención frente a los miembros del Gobierno que quieren actuar sin diálogo social. En los últimos días, ha logrado rebajar la tensión y encauzar de nuevo las conversaciones con la CEOE, desde donde alaban el papel desempeñado por Nadia Calviño. “Quiero agradecer públicamente a la vicepresidenta por decir rotundamente que este no es el camino”, señaló Garamendi. Ahora, es posible que España encuentre un sitio para su superministra: una estrella en Bruselas que ayude al país a encontrar aún más apoyo a su plan de transformación y recuperación.

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