El Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), encabezado por el primer ministro Mohamed Shtaye, ha presentado su dimisión al presidente Mahmud Abbas, en un contexto marcado por la grave crisis derivada de la guerra en Gaza, que ha provocado ya cerca de 30.000 víctimas mortales, y por la creciente popularidad de Hamás tanto en Gaza como en Cisjordania. Este movimiento político se interpreta como una respuesta a la situación de emergencia y división interna que enfrenta el pueblo palestino, en un momento en que la violencia y el deterioro de la seguridad y la economía alcanzan niveles sin precedentes.
La guerra en Gaza, iniciada el 7 de octubre tras un devastador ataque de Hamás que resultó en la muerte de aproximadamente 1.200 personas, marcó un antes y un después en la región, agudizando las tensiones y evidenciando la urgente necesidad de un nuevo enfoque político. La renuncia del gobierno se presenta como un gesto hacia la necesidad de formar un nuevo ejecutivo que goce de un consenso nacional amplio y esté mejor equipado para afrontar los retos actuales, incluyendo la reconstrucción de Gaza y la búsqueda de una paz duradera.
Falta de unidad
El primer ministro Shtaye ha criticado duramente las acciones de Israel, denunciando un «ataque feroz y sin precedentes», el genocidio, los intentos de desplazamiento forzado, y la hambruna en Gaza, entre otras violaciones. Asimismo, ha resaltado la importancia de la unidad nacional y la necesidad de un consenso intrapalestino que incluya diversas facciones, incluida Hamás, que ha visto crecer su popularidad desde el comienzo de la contienda.
La situación en Gaza ha atraído la atención internacional, con esfuerzos diplomáticos en curso para alcanzar un nuevo acuerdo de alto el fuego. Sin embargo, la dimisión del gobierno de la Autoridad Nacional Palestina subraya la complejidad de la situación política interna y la necesidad de un enfoque unificado frente a los desafíos externos.
Por otro lado, Israel ha presentado un informe al Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) sobre las medidas adoptadas para proteger a los civiles en Gaza, en respuesta a una demanda por genocidio presentada por Sudáfrica. A pesar de esto, organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han criticado a Israel por no tomar las medidas necesarias para garantizar la entrega de ayuda humanitaria y satisfacer las necesidades básicas de los palestinos en Gaza, lo que ha exacerbado la crisis humanitaria en la región.