Día Mundial de la Audición

La FJD aconseja cómo cuidar los oídos y cuándo buscar atención médica e informa sobre las consecuencias de no tratar los problemas auditivos

La salud auditiva requiere de un correcto funcionamiento tanto de la parte fisiológica, de la que depende oír, como de la comunicación que se desarrolla en el lenguaje

Los problemas auditivos se encuentran entre los más comunes que sufre la población en todas las edades, y los profesionales de la salud auditiva tienen la responsabilidad de sensibilizar sobre ello e informar acerca de estrategias que contribuyan a prevenir el riesgo de desarrollarlos o, en caso de que ya se hayan producido, que evolucionen y se agraven, derivando en situaciones que pueden afectar notablemente la calidad de vida.

Así lo asegura Sandra Salinas, audióloga del Servicio de Otorrinolaringología de la Fundación Jiménez Díaz, con motivo del Día Mundial de la Audición -promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2007 para favorecer la detección temprana de cualquier tipo de problema o deterioro auditivo en cualquier persona a nivel internacional, y al que el hospital madrileño se suma este año-, que se celebra mañana, y quien ha destacado la “importancia de concienciar a toda la población con respecto a la importancia de la salud auditiva para prevenir problemas derivados de un mal cuidado de la misma”.

“La salud auditiva requiere de un correcto funcionamiento tanto de la parte fisiológica, de la que depende oír, como de la comunicación que se desarrolla en el lenguaje”, explica Salinas, insistiendo en la necesidad de cuidar ambos aspectos en paralelo y de forma conjunta “a cualquier edad porque el oído es un órgano y un sentido vital para mantener la calidad de vida y estar conectados con el mundo”.

Cuidado de los oídos, en casa y con el especialista

Por ello, la audióloga recuerda que no deben introducirse en los oídos ningún tipo de objetos, como bastoncillos, horquillas o algodones, y ha recomendado no abusar de los auriculares, limitar su tiempo de uso a 60 minutos y a volumen bajo, y utilizar tapones de baño.

Asimismo, para garantizar que la audición sea adecuada a cada edad, Salinas recomienda revisarla con el profesional especializado cuando “se tenga sensación de taponamiento, sin intentar en esos casos limpiar el oído por nuestra cuenta con productos caseros ni sacar el tapón de cera, ante el dolor de oído y supuración, con o sin fiebre, y si se tiene sensación de presión persistente por cambio de presiones”. Otros síntomas ante los cuales conviene acudir a la consulta de Otorrinolaringología son la sensación de picor constante en el conducto auditivo, la percepción de disminución de la audición, acompañada de zumbidos o pitidos, o los vértigos o mareos.

Y es que, como advierte la experta en Audiología, “no tratar los problemas auditivos puede tener consecuencias en términos de aislamiento”, como lo demuestran estudios que confirman que una pérdida auditiva no tratada puede estar relacionada con esta consecuencia, así como con el estrés, la depresión y otros problemas de salud.

Consecuencias de no tratar los problemas de audición

Además, no es igual oír que entender -insiste-. “Los oídos trabajan juntos para ayudar al cerebro a orientarse, y cuando existe una dificultad auditiva, también la hay para escuchar ciertos sonidos, por lo que el cerebro tiene que realizar un trabajo extra rellenando por deducción, lo que resulta frustrante y agotador”. En el mismo sentido, con problemas auditivos, falta información y el cerebro gasta más energía, reduciendo la memoria y aumentando el riesgo de deterioro cognitivo; por el contrario, cuando tenemos audición correcta, el cerebro recibe más información detallada.

En definitiva, “una buena audición conecta con el mundo, permite disfrutar, informarse, comunicarse y mejora la autoestima, la estabilidad emocional y la independencia”, concluye Salinas.

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Avances en rehabilitación neurológica: innovación en estimulación cerebral después de un ictus

El Hospital Universitario La Luz ha incorporado esta técnica no invasiva de neuromodulación para mejorar la recuperación del lenguaje y la movilidad en pacientes que han sufrido un ictus
Se trata de una emergencia médica y una de las principales causas de mortalidad y discapacidad en los adultos. En España se diagnostican más de 100.000 casos al año, y uno de cada tres pacientes presenta secuelas funcionales que afectan su autonomía y calidad de vida.

El ictus puede dejar secuelas importantes que afectan tanto al movimiento como al lenguaje. “En muchos casos, los pacientes experimentan pérdida de fuerza o movilidad en brazos y piernas, así como trastornos del lenguaje conocidos como afasia, que dificultan su capacidad para comunicarse”, explica el doctor David Pérez Martínez, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Luz.

Con el objetivo de potenciar la recuperación funcional de los pacientes, el hospital ha incorporado recientemente una tecnología de vanguardia: la neuromodulación no invasiva mediante estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS).

Esta técnica consiste en aplicar corrientes eléctricas de baja intensidad a través del cuero cabelludo, lo que permite modular la actividad neuronal y favorecer los procesos de neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para reorganizarse y generar nuevas conexiones tras una lesión.

“La estimulación cerebral con tDCS representa un avance importante en la rehabilitación tras un ictus”.

“La estimulación cerebral con tDCS representa un avance importante en la rehabilitación tras un ictus”, subraya el Doctor David Pérez. “En pacientes con afasia puede ayudar a mejorar la producción y comprensión del lenguaje cuando se combina con logopedia, y en aquellos con secuelas motoras, potencia la respuesta del cerebro durante las sesiones de fisioterapia, favoreciendo la recuperación de la fuerza y la coordinación”.

La tDCS se caracteriza por ser una técnica indolora y no invasiva, que puede integrarse fácilmente en los programas de rehabilitación convencionales, siempre bajo la supervisión de profesionales especializados.

“Nuestro objetivo es aprovechar las capacidades del propio cerebro para acelerar la recuperación funcional y mejorar la autonomía del paciente”, añade el neurólogo. “La combinación de tratamientos de rehabilitación tradicional con tecnologías de estimulación cerebral está abriendo una nueva etapa en el abordaje del ictus”, concluye el especialista.

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