Fundación Jiménez Díaz

La estabilidad de los fenotipos inflamatorios en el asma disminuye con el tiempo

Los datos obtenidos subrayan la importancia de realizar estudios continuos de fenotipos inflamatorios durante el seguimiento de los pacientes para mejorar su estabilidad clínica y adaptar los tratamientos de forma más eficaz

Doctor Joaquín Sastre, investigador del CIBER de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) en el Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD).

Un equipo de investigación que participa en el Proyecto MEGA liderado por el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) analizó la estabilidad de los biomarcadores inflamatorios y fenotipos de asma en una cohorte de pacientes adultos durante dos años de seguimiento. Los resultados confirman que, aunque estos fenotipos muestran una mayor estabilidad durante el primer año, su inestabilidad aumenta a partir de este periodo. “Los datos obtenidos subrayan la importancia de realizar estudios continuos de fenotipos inflamatorios durante el seguimiento de los pacientes para mejorar su estabilidad clínica y adaptar los tratamientos de forma más eficaz”, asegura el equipo de investigación coordinado por el Doctor Joaquín Sastre, investigador del CIBER de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) en el Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD).

El asma se considera un síndrome caracterizado por una variedad de endotipos y fenotipos inflamatorios que comparten síntomas comunes como sibilancias, dificultad para respirar, tos y opresión en el pecho, acompañados de una obstrucción variable del flujo aéreo. La identificación de estos endotipos inflamatorios es fundamental para avanzar hacia una medicina de precisión, especialmente en el manejo del asma grave.

Actualmente, la estratificación basada en el endotipo inflamatorio -eosinofílico, neutrofílico, mixto o paucigranulocítico- se considera un componente esencial en la gestión de esta enfermedad. Sin embargo, estos endotipos pueden cambiar con el tiempo en un mismo paciente, y la evidencia sobre su estabilidad a largo plazo tener limitaciones. Concretamente, la evidencia actual apunta a que estos cuatro fenotipos resultan relativamente estables durante un año y se diferencian por la gravedad clínica y la respuesta a la terapia prescrita. No obstante, solo algunos de estos fenotipos han demostrado ser igualmente estables durante 12 meses de seguimiento, y muchos factores posibles afectan la estabilidad del fenotipo.

Diseño, desarrollo y resultados del estudio

El presente estudio incluyó a 211 pacientes y se centró en biomarcadores como eosinofilia en sangre periférica (PBE), esputo inducido, fracción exhalada de óxido nítrico (FeNO) y función pulmonar. Los participantes se clasificaron en fenotipos T2-alto o T2-bajo según sus niveles de PBE y FeNO. A pesar de que el 88 por ciento de los pacientes presentó un fenotipo T2-alto inicialmente, este mostró una disminución de estabilidad, reduciéndose al 73,6 por ciento tras 12 meses y al 61,3 por ciento después de dos años. De manera similar, aunque el 53,3 por ciento de los pacientes presentó esputo eosinofílico al inicio, solo el 37,5 por ciento mantuvo esta característica estable al cabo de 24 meses.

Además, las correlaciones observadas entre los fenotipos inflamatorios fueron moderadas durante el primer y segundo año del seguimiento, pero disminuyeron significativamente al tercer año, evidenciando la naturaleza cambiante del asma. La eosinofilia en sangre mostró estabilidad relativa durante el primer año, con cambios más significativos tras 24 meses. Sin embargo, otros biomarcadores como FeNO, IgE total y función pulmonar no presentaron alteraciones relevantes durante el periodo de estudio.

Estos hallazgos destacan la necesidad de un seguimiento prolongado para identificar cambios en los fenotipos inflamatorios, lo cual es clave para diseñar estrategias terapéuticas más personalizadas. “Nuestro estudio proporciona evidencia esencial sobre la variabilidad de los fenotipos inflamatorios en el asma, abriendo nuevas oportunidades para mejorar el manejo clínico y avanzar hacia tratamientos más precisos”, añade el Doctor Sastre.

El Proyecto MEGA, que refuerza la colaboración entre equipos científicos y médicos, continúa aportando conocimientos innovadores en enfermedades respiratorias para mejorar la calidad de vida de los pacientes asmáticos.

Sobre el proyecto Mega

El proyecto MEGA liderado por el CIBERES, es un estudio multicéntrico realizado en ocho hospitales que tiene como objetivo profundizar en el conocimiento del asma, analizando diversos aspectos como imágenes, función pulmonar, inflamación e híper-respuesta bronquial para identificar los factores determinantes de su progresión y tratamiento. Para llevar a cabo el proyecto, los investigadores han diseñado una base de datos y se ha establecido una metodología común para la recogida de muestras biológicas. Este documento ha incluido ya datos de más de 500 pacientes, a los que se está realizando un seguimiento de más de cinco años, aunque la intención es que se puedan seguir estudiando durante más tiempo.

El estudio, liderado por expertos en Alergia, Genética, Genómica e Inmunología, explora factores inmunológicos, genéticos y ambientales para comprender los mecanismos del asma y su evolución. Esta colaboración multidisciplinar participada por la Fundación Jiménez Díaz (Madrid, CIBERES), el Hospital La Paz (Madrid, CIBERES), el Hospital Clinic (Barcelona, CIBERES), el Hospital Vall Hebrón (Barcelona, CIBERES), el Complejo Hospitalario de Navarra (Navarra), el Hospital Sant Pau (Barcelona), el Hospital Universitario de Santiago de Compostela (A Coruña) y el Hospital Germans Trias i Pujol (Badalona), pretende avanzar en el conocimiento y manejo de esta enfermedad crónica.

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Avances en rehabilitación neurológica: innovación en estimulación cerebral después de un ictus

El Hospital Universitario La Luz ha incorporado esta técnica no invasiva de neuromodulación para mejorar la recuperación del lenguaje y la movilidad en pacientes que han sufrido un ictus
Se trata de una emergencia médica y una de las principales causas de mortalidad y discapacidad en los adultos. En España se diagnostican más de 100.000 casos al año, y uno de cada tres pacientes presenta secuelas funcionales que afectan su autonomía y calidad de vida.

El ictus puede dejar secuelas importantes que afectan tanto al movimiento como al lenguaje. “En muchos casos, los pacientes experimentan pérdida de fuerza o movilidad en brazos y piernas, así como trastornos del lenguaje conocidos como afasia, que dificultan su capacidad para comunicarse”, explica el doctor David Pérez Martínez, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Luz.

Con el objetivo de potenciar la recuperación funcional de los pacientes, el hospital ha incorporado recientemente una tecnología de vanguardia: la neuromodulación no invasiva mediante estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS).

Esta técnica consiste en aplicar corrientes eléctricas de baja intensidad a través del cuero cabelludo, lo que permite modular la actividad neuronal y favorecer los procesos de neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para reorganizarse y generar nuevas conexiones tras una lesión.

“La estimulación cerebral con tDCS representa un avance importante en la rehabilitación tras un ictus”.

“La estimulación cerebral con tDCS representa un avance importante en la rehabilitación tras un ictus”, subraya el Doctor David Pérez. “En pacientes con afasia puede ayudar a mejorar la producción y comprensión del lenguaje cuando se combina con logopedia, y en aquellos con secuelas motoras, potencia la respuesta del cerebro durante las sesiones de fisioterapia, favoreciendo la recuperación de la fuerza y la coordinación”.

La tDCS se caracteriza por ser una técnica indolora y no invasiva, que puede integrarse fácilmente en los programas de rehabilitación convencionales, siempre bajo la supervisión de profesionales especializados.

“Nuestro objetivo es aprovechar las capacidades del propio cerebro para acelerar la recuperación funcional y mejorar la autonomía del paciente”, añade el neurólogo. “La combinación de tratamientos de rehabilitación tradicional con tecnologías de estimulación cerebral está abriendo una nueva etapa en el abordaje del ictus”, concluye el especialista.

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