En verano con el aumento de las temperaturas y con las olas de calor cada vez más frecuentes en España, es esencial tomar precauciones y ajustar nuestros hábitos de vida para protegernos adecuadamente. Hay que tener especial cuidado con nuestros hábitos de actividad física, hidratación y una dieta adecuada en el manejo del calor extremo.
Para el jefe de servicio de Nutrición de Olympia Quirónsalud, Alfonso Carabel, desde el punto de vista de la actividad física hay que limitarla a las horas más frescas del día, es decir, a primera hora de la mañana. Si no se puede realizar a esa hora, lo conveniente será realizarla en un sitio lo más refrigerado posible y sobre todo evitar realizarla en las horas en las que las temperaturas son más elevadas a lo largo del día.
Recomendaciones
Para este experto, si se realiza una actividad en la que no hay otra opción a hacerla, es importante tener en cuenta lo siguiente.
- No exponerse directamente al calor extremo sin haber hecho una adaptación previa. Evitar al máximo pasar de una temperatura de 22º C de aire acondicionado en reposo a hacer deporte a 30º C. Si hacemos deportes que por su duración va subiendo la temperatura desde la hora que empezamos hasta que acabamos, es importante ir incrementando la ingesta de líquidos a medida que va transcurriendo la actividad.
- Tasa de sudoración: al realizar ejercicio físico con temperaturas altas genera un aumento en la tasa de sudoración y es fundamental tener una buena carga de agua previa a la actividad y mantener una ingesta de entre 750ml-1L de líquido a la hora.
- Pérdida de minerales. Al perder tanto líquido es inevitable que no vaya acompañado de una perdida de minerales, por eso es importante consumir alimentos con sodio y beber agua con electrolitos durante el ejercicio.
- Reponer las sales perdidas después de hacer ejercicio.
“Además de en los momentos que realizamos ejercicio es importante mantenerse hidratado durante el día”, sugiere Alfonso Carabel.
Para ello es conveniente aumentar el consumo de líquido durante el día y la ingesta de alimentos ricos en minerales y agua como son las frutas, los frutos secos y las verduras.
“Las frutas de verano y las verduras, además de los nutrientes que contienen son una fuente rica de agua. Por lo tanto, al incluir estos alimentos a nuestra alimentación en verano estaremos cuidando nuestra hidratación”, afirma el nutricionista.