Las intervenciones de tiroides y paratiroides son las más frecuentes en cirugía endocrina, una rama médica encargada de tratar quirúrgicamente las glándulas responsables de producir y regular las hormonas en el organismo. La cirugía más común dentro de este campo es la tiroidectomía, que consiste en la extracción total o parcial de la glándula tiroides, situada en la base del cuello.
El doctor Francisco de Santos, especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Cáceres, explica que actualmente existen técnicas quirúrgicas menos invasivas que aumentan notablemente la seguridad del paciente. Sin embargo, destaca que es esencial contar con profesionales experimentados y con centros que dispongan de los recursos técnicos adecuados.
-De hecho, entre los riesgos principales de estas intervenciones están el hematoma, las lesiones nerviosas y la hipocalcemia. Para reducir estas complicaciones se han desarrollado tecnologías avanzadas:
- Sellado vascular de alta energía: disminuye significativamente los hematomas postoperatorios al sellar eficazmente los vasos sanguíneos, lo que facilita la intervención y reduce su duración. Aun así, por seguridad, los pacientes se mantienen en observación al menos seis horas después de la operación.
- Neuromonitorización intraoperatoria: este método permite vigilar en tiempo real el estado del nervio laríngeo recurrente, fundamental para la movilidad de las cuerdas vocales. Con ello, se evita una de las complicaciones más temidas: la lesión nerviosa que puede provocar dificultades vocales.
- Sistemas basados en fluorescencia: facilitan la localización y conservación de las glándulas paratiroides, pequeñas estructuras encargadas de regular el calcio en sangre. Existen dos técnicas fluorescentes principales: la autoflorescencia, que ilumina naturalmente estas glándulas con una luz específica, y la fluorescencia inducida mediante un colorante médico, que permite observar claramente su estructura vascular para evitar dañarlas.