Fundación Jiménez Díaz

El autocuidado mejora la calidad de vida, disminuye ingresos y visitas hospitalarias y reduce la mortalidad de los pacientes con insuficiencia cardíaca

Los cuidados del paciente con insuficiencia cardíaca son clave para la mejora del pronóstico de la enfermedad e implican tres aspectos clave: mantenimiento, monitorización y manejo

Doctor Alberto Albiñana.

La insuficiencia cardíaca aumenta conforme envejecemos, llegando a presentar una prevalencia del 30 por ciento en los mayores de 85 años. Además, esta patología crónica es uno de los principales motivos de ingreso hospitalario en pacientes mayores, debido a la suma del envejecimiento fisiológico, la posible patología cardíaca previa estructural y la aparición de factores desencadenantes. En este contexto, el autocuidado ha demostrado mejorar la calidad de vida, disminuir los ingresos hospitalarios y las visitas a urgencias por descompensación, así como una reducción de la tasa de mortalidad asociada a la enfermedad.

“Esta evidencia hace necesario que se impulsen iniciativas de autocuidado que motiven tanto a los pacientes como a sus familiares y cuidadores en el manejo de su enfermedad. De lo contrario, la insuficiencia cardíaca podría conllevar un claro deterioro de la calidad de vida con un importante impacto negativo en el pronóstico vital”, expone el Dr. Alberto Albiñana Pérez, especialista del Servicio de Medicina Interna de la Fundación Jiménez Díaz, que explica así el motivo por el cual el hospital madrileño ha celebrado recientemente el webinar “Autocuídate: Manejo de la insuficiencia cardiaca para pacientes”, que ha propiciado una oportunidad para que pacientes, cuidadores y profesionales compartan una espacio abierto donde informar, solventar dudas y mejorar los cuidados de los enfermos.

“Esta cita informativa se enmarca en la estrategia del centro de promover la educación y prevención en salud para mejorar el bienestar de la población con actividades divulgativas dirigidas a pacientes y cuidadores, como es el caso de este webinar sobre insuficiencia cardiaca, que se suma a otros centrados en diferentes patologías, como la diabetes o la EPOC, entre otras”, indica por su parte el Doctor Óscar Gómez, director de Continuidad Asistencial de la Fundación Jimenez Díaz.

Autocuidado

El autocuidado es un aspecto importante del tratamiento no farmacológico de la insuficiencia cardíaca. “La mayoría de los programas de atención para esta patología destacan que la mejora de los autocuidados es clave para una mejoría en la evolución. Conscientes de ello, los pacientes suelen preguntar por el tratamiento y los cambios en el estilo de vida y, como especialistas, es de vital importancia que demos la mejor información para que entiendan el porqué de nuestras recomendaciones”, señala por su parte María González Piña, enfermera de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca de la Fundación Jiménez Díaz.

El autocuidado es un concepto global que está formado por tres aspectos clave: mantenimiento (tomar la medicación según la pauta prescrita, realizar actividad física o seguir una dieta saludable), monitorización (control de tensión arterial y peso diario o vigilancia de síntomas de congestión) y manejo (cambio de las dosis de diurético en respuesta a los síntomas de congestión, por ejemplo).

El abordaje multidisciplinar, clave en el manejo de la insuficiencia cardiaca

Al igual que el autocuidado, la coordinación de las distintas especialidades implicadas en el seguimiento de la insuficiencia cardiaca es fundamental para mejorar su pronóstico. “Trabajar de forma multidisciplinar de manera que varios especialistas se involucren en el cuidado y toma de decisiones, es lo mejor para los pacientes”, añade la Doctora Marta García Salmones Fragoso, geriatra de la Fundación Jiménez Díaz.

“La enfermería asistencial y de continuidad de cuidados son importantes para asegurar un buen seguimiento al alta del hospital; el trabajo social, por si se precisa reforzar cuidados a domicilio; la terapia ocupacional, para potenciar la autonomía de los pacientes; y la nutrición, para mejorar la situación nutricional”, apostilla la especialista.

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Avances en rehabilitación neurológica: innovación en estimulación cerebral después de un ictus

El Hospital Universitario La Luz ha incorporado esta técnica no invasiva de neuromodulación para mejorar la recuperación del lenguaje y la movilidad en pacientes que han sufrido un ictus
Se trata de una emergencia médica y una de las principales causas de mortalidad y discapacidad en los adultos. En España se diagnostican más de 100.000 casos al año, y uno de cada tres pacientes presenta secuelas funcionales que afectan su autonomía y calidad de vida.

El ictus puede dejar secuelas importantes que afectan tanto al movimiento como al lenguaje. “En muchos casos, los pacientes experimentan pérdida de fuerza o movilidad en brazos y piernas, así como trastornos del lenguaje conocidos como afasia, que dificultan su capacidad para comunicarse”, explica el doctor David Pérez Martínez, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Luz.

Con el objetivo de potenciar la recuperación funcional de los pacientes, el hospital ha incorporado recientemente una tecnología de vanguardia: la neuromodulación no invasiva mediante estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS).

Esta técnica consiste en aplicar corrientes eléctricas de baja intensidad a través del cuero cabelludo, lo que permite modular la actividad neuronal y favorecer los procesos de neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para reorganizarse y generar nuevas conexiones tras una lesión.

“La estimulación cerebral con tDCS representa un avance importante en la rehabilitación tras un ictus”.

“La estimulación cerebral con tDCS representa un avance importante en la rehabilitación tras un ictus”, subraya el Doctor David Pérez. “En pacientes con afasia puede ayudar a mejorar la producción y comprensión del lenguaje cuando se combina con logopedia, y en aquellos con secuelas motoras, potencia la respuesta del cerebro durante las sesiones de fisioterapia, favoreciendo la recuperación de la fuerza y la coordinación”.

La tDCS se caracteriza por ser una técnica indolora y no invasiva, que puede integrarse fácilmente en los programas de rehabilitación convencionales, siempre bajo la supervisión de profesionales especializados.

“Nuestro objetivo es aprovechar las capacidades del propio cerebro para acelerar la recuperación funcional y mejorar la autonomía del paciente”, añade el neurólogo. “La combinación de tratamientos de rehabilitación tradicional con tecnologías de estimulación cerebral está abriendo una nueva etapa en el abordaje del ictus”, concluye el especialista.

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