El viaje de Vladimir Putin a Nueva Delhi marca un nuevo capítulo en la estrategia de Moscú para garantizar socios energéticos y compradores de armamento en un escenario internacional condicionado por sanciones occidentales. Para Narendra Modi, la visita supone una oportunidad para reforzar su política de equilibrios entre Rusia y Estados Unidos, una postura que la India considera esencial para sostener su autonomía estratégica en un entorno global cada vez más polarizado.
La capital india ha recibido al presidente ruso con una amplia exhibición simbólica: carteles con ambos líderes, banderas bilaterales y un dispositivo diplomático que subraya la continuidad de una relación que se remonta a la Guerra Fría. Modi acompañó personalmente a Putin desde su llegada, un gesto que refleja el valor que Nueva Delhi concede a un socio que se ha convertido en un proveedor energético clave. Desde 2022, Rusia ha pasado de cubrir el 2% al 35% de las importaciones de petróleo indio, un salto que sostiene a Moscú en plena guerra en Ucrania y que ofrece a la India una fuente estable de combustible a precios reducidos.
Putin viajó con nueve ministros y directivos de empresas estatales para negociar acuerdos de defensa, nuevas ventas de cazas y misiles, y proyectos conjuntos como los reactores nucleares modulares que interesan al Gobierno indio para avanzar en su transición energética. Fuentes indias insisten en que estas adquisiciones buscan garantizar capacidades militares propias y diversificar la matriz tecnológica de su defensa, en un momento en el que Nueva Delhi quiere reducir dependencias sin renunciar a su tradicional socio ruso.
Trump incrementa la presión sobre Modi
Estados Unidos observa con inquietud este acercamiento. Donald Trump ha incrementado la presión sobre la India y ha impuesto aranceles adicionales para intentar frenar las compras de petróleo ruso. Modi rechaza estas presiones y defiende que su prioridad es asegurar el suministro energético para 1.400 millones de habitantes. Asimismo, Putin elogió esa resistencia en una entrevista previa al viaje y aseguró que el primer ministro indio “no cede a la presión”.
La relación entre ambos países se apoya en décadas de cooperación militar y respaldo diplomático mutuo. Nueva Delhi utilizó esa relación para gestionar conflictos con Pakistán y Moscú protegió regularmente a India en foros internacionales. Esa continuidad histórica ayuda a explicar la persistencia de una política india de “no alineación flexible”, que permite a Modi dialogar con Washington mientras mantiene su cooperación estratégica con Moscú.
La visita de Putin no solo actualiza los acuerdos bilaterales; también consolida un vínculo que influirá en la arquitectura de seguridad del Indo-Pacífico y en la capacidad de Rusia para amortiguar su aislamiento económico. Modi, por su parte, busca demostrar que su margen de maniobra permanece intacto en un orden mundial que redistribuye poder y rivalidades.
