Estados Unidos

Trump responde a la violencia yihadista con una ofensiva directa en el norte de Nigeria

La ofensiva autorizada por Donald Trump contra el Estado Islámico en Nigeria consolida la cooperación militar con Abuya y refuerza el papel de Estados Unidos en la lucha antiterrorista en África Occidental

Imágenes del ataque distribuidas por Estados Unidos. ©Departamento de Guerra/ Oficial.

La decisión de Donald Trump de autorizar un ataque militar contra posiciones del Estado Islámico en el noroeste de Nigeria refuerza una línea de acción que combina política exterior, seguridad internacional y mensaje interno. La ofensiva, anunciada públicamente por el propio Trump el día de Navidad, se produjo tras semanas de advertencias del presidente estadounidense sobre la violencia ejercida por grupos yihadistas en territorio nigeriano, especialmente contra comunidades cristianas.

El ataque tuvo lugar en el estado de Sokoto, una región fronteriza con Níger que forma parte del corredor de inestabilidad del Sahel. Según el Comando África de Estados Unidos, la operación se coordinó con las autoridades nigerianas y tuvo como objetivo dos campamentos vinculados a la rama del Estado Islámico en África Occidental. Washington confirmó posteriormente que se emplearon misiles de crucero Tomahawk lanzados desde un buque desplegado en el Golfo de Guinea. Las autoridades estadounidenses señalaron que varios combatientes yihadistas murieron, aunque no precisaron cifras.

El presidente recordó que había advertido previamente a los responsables de los ataques.

Trump comunicó la operación a través de su red social Truth, en un mensaje que subrayó su papel como comandante en jefe y enmarcó la acción militar como una respuesta directa a lo que describió como una escalada de asesinatos de civiles cristianos. El presidente recordó que había advertido previamente a los responsables de los ataques y presentó la ofensiva como el cumplimiento de esa amenaza. No aportó, sin embargo, detalles adicionales sobre el alcance táctico de la operación ni sobre posibles fases posteriores.

Desde Abuya, el ministro de Asuntos Exteriores nigeriano, Yusuf Maitama Tuggar, explicó que la intervención formaba parte de una cooperación bilateral ya planificada y negó que tuviera una motivación religiosa. Según el Gobierno nigeriano, la violencia que afecta al país desde hace más de dos décadas golpea tanto a cristianos como a musulmanes y responde a una combinación de terrorismo, criminalidad organizada y debilidad estructural del control estatal en amplias zonas rurales.

El Pentágono confirmó que la operación se preparó tras una orden directa de Trump cursada semanas atrás. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, sugirió que podrían producirse nuevas acciones si persiste la actividad de grupos extremistas en la región. Por su parte, el mando militar estadounidense en África insistió en que la prioridad es impedir que organizaciones yihadistas consoliden santuarios operativos.

Terrosimo contra cristianos

La ofensiva se inscribe en un contexto de creciente presión política en Estados Unidos sobre la situación de los cristianos en Nigeria, una narrativa promovida por sectores conservadores y por figuras como el senador Ted Cruz. Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional han documentado, no obstante, un conflicto más amplio que ha causado decenas de miles de muertos y millones de desplazados, sin un patrón exclusivo de víctimas por confesión religiosa.

Más allá del episodio concreto, el ataque refuerza la disposición de Trump a utilizar la fuerza militar como instrumento de disuasión en escenarios periféricos, al tiempo que reabre el debate sobre el papel de Estados Unidos en la seguridad africana y sobre los límites entre cooperación antiterrorista y proyección unilateral de poder.

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