La Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) y el Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD) colaboran en un proyecto de investigación acerca de las distrofias hereditarias de retina de inicio tardío, con el objetivo de estudiar los aspectos clínicos y moleculares de este grupo de enfermedades.
Este proyecto está liderado por la Doctora Carmen Ayuso, directora científica del IIS-FJD y jefa del Departamento de Genética de la Fundación Jiménez Díaz, quien, junto a un equipo adscrito al Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER) y formado por clínicos, investigadores, bioinformáticos y técnicos, lleva más de 30 años estudiando este grupo de enfermedades genéticas.
Las distrofias hereditarias de retina afectan a una de cada 3.000 a 4.000 personas, por lo que se incluyen dentro de las llamadas enfermedades raras. Sin embargo, en su conjunto afectan a unas 15.000 personas en España y, actualmente, se conocen más de 280 genes implicados en estas patologías.
Variabilidad clínica
También existe una gran variabilidad en la clínica que presentan los pacientes, en función de las células implicadas en el proceso de visión que se encuentren afectadas, y el tipo de proteína y mecanismo molecular implicados.
Las distrofias hereditarias de la retina son responsables del 5 por ciento de los casos de ceguera en el mundo occidental, siendo la causa más común de pérdida de visión en niños y adultos jóvenes. Los síntomas suelen ser ceguera nocturna y reducción del campo visual desde la periferia hacia el interior, en el caso de la retinosis pigmentaria o distrofias de bastones; o alteración de la visión cromática, intolerancia a luz intensa, afectación del centro del campo visual y/o pérdida de agudeza visual, en el caso de las distrofias maculares o distrofias de conos. Además, la edad de inicio de los síntomas también puede ser variable, pudiendo presentarse desde formas congénitas o muy precoces hasta otras que comienzan a partir de la cuarta, quinta o incluso sexta década de vida.
Aquellas de inicio más tardío, en ocasiones, son complejas de diferenciar clínicamente de las degeneraciones maculares asociadas a la edad (DMAE), que no tienen un origen monogénico, sino multifactorial. Pero diferenciarlas es crucial a la hora de instaurar terapias, y establecer un pronóstico individual o familiar.
Otra limitación en su estudio estriba en la elección de las técnicas adecuadas para identificar el gen causante de la enfermedad, ya que las técnicas de diagnóstico genético más comunes actualmente (CES/WES) no permiten analizar determinadas regiones del genoma, ni identificar alteraciones genéticas más complejas (variantes estructurales, SV). Afortunadamente, en los últimos años se han desarrollado nuevas tecnologías que pueden ayudar a superar algunas de las limitaciones de las técnicas empleadas en el proceso rutinario de diagnóstico.
Hacia un diagnóstico genético mas completo
El objetivo de este proyecto es llegar a una caracterización molecular más completa en aquellos pacientes con un inicio tardío de la enfermedad que, debido a las dificultades planteadas, aún no hayan podido obtener un diagnóstico genético. Para ello, mediante el uso de nuevas técnicas (WGS de secuencias cortas o largas, genoma óptico, etc), se estudiarán esas regiones del genoma o tipos de variantes genéticas que hasta ahora han resultado más difíciles de identificar.
El diagnóstico genético de los pacientes es clave para su seguimiento evolutivo, el asesoramiento genético familiar y su eventual terapia gen-dirigida. Esta última posibilidad es de la mayor importancia, debido al aumento exponencial de ensayos clínicos relacionados con distintos subtipos genéticos de distrofias hereditarias de retina, en los que es necesario conocer el gen causal.